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Carrera de resistencia

Alejandro Zapata Perogordo.- Una sucesión presidencial anticipada ha dado pautas para calentar los ánimos entre los contendientes, con particular acento de quienes se disputan la candidatura en Morena, a pesar de haber fijado reglas con el objeto de evitar confrontaciones, inclusive sin debates, en los hechos se dan con todo.

Algo con lo que no contaban fue la decisión del TRIFE, que obliga al INE a implementar medidas cautelares, pues para nadie es un secreto que son precampañas disfrazadas, donde los recursos económicos fluyen en grandes cantidades sin ningún control.

El uso de espectaculares y pintas de bardas por todo el país, puso de manifiesto los excesos del gasto de algunos aspirantes, además de la total opacidad sobre el origen de esos dineros; el uso de aeronaves privadas para recorrer el territorio nacional; solventar el costo de los eventos masivos; etc., ponen en evidencia un total desorden.

Ante esa realidad que puede provocar la inequidad de las contiendas, el Tribunal Electoral instruyó al Instituto Nacional Electoral, la regulación de esos ejercicios bajo cinco criterios básicos, que van desde la prohibición de utilizar los tiempos de radio y televisión; las prerrogativas partidarias; el uso de recursos públicos y;llevar a cabo un proceso de fiscalización especializada.

Si bien es cierto que son procesos inéditos, también lo es, que deben sujetarse a reglas extraordinarias, pues ponen en riesgo un bien superior consistente en guardar la equidad en las próximas campañas electorales, circunstancias propiciadas por el Ejecutivo federal, al adelantar todos los tiempos previstos para ese efecto.

Esa decisión cambió todo el panorama, pues no había una previsión legal que contemplara expresamente la situación de facto, razón por la cual se tuvo que hacer uso de la facultad de interpretación extensiva de la normatividad, con el objeto de proteger y tutelar aspectos trascendentales que obligan a la intervención y actuación de las autoridades competentes en la materia electoral y someter esos procedimientos a la legalidad.

Al adelantar los tiempos, también se anticipan las impugnaciones y judicialización de los actos, tal como comenzamos a observar, máxime que el inquilino de Palacio no se aguanta y toma partido, interviniendo indebidamente un día sí y otro también, en los procesos intrapartidistas, le quiere cortar las piernas al adversario con la intención de dejarlo a la altura de sus gallos.

Esa deliberada conducta está ocasionando un daño a la cultura y desarrollo democrático del país, a tal grado, que ha modificado los calendarios electorales previstos en la ley, seguramente hizo cálculos con la finalidad de empezar a correr antes que los demás y, así, obtener ventaja; sin embargo, la inesperada reacción de la oposición no la previó en su justa dimensión.

Ahora la carrera cambió radicalmente, ya no es de velocidad, sino de resistencia. El arribo al escenario de actores diversos a los oficiales, hacen una competencia de contraste.

No es lo mismo caminar solos que con los adversarios enfrente, sobre todo cuando aun falta un largo trecho por recorrer. Aguantar el ritmo y los golpes bajos no es fácil, menos cuando vienen por consigna oficial; sin embargo, pasado el bache, fortalece el espíritu y se obtiene reconocimiento de la opinión pública.