Aída María Holguín Baeza.- Indiscutiblemente, como señala la ONU, el bienestar judicial es una cuestión fundamental para garantizar un sistema de justicia íntegro, independiente y eficiente, pero históricamente ha sido un tema silenciado.
Específicamente, señala que los jueces enfrentan crecientes presiones debido a los avances tecnológicos, las redes sociales y diversas crisis. Sin embargo, el verdadero problema es que, a pesar de esas cargas, deben mantener su independencia e imparcialidad, lo que repercute en su bienestar, aunque el impacto del estrés en ellos rara vez se aborda.
En las últimas décadas –refiere la ONU– estudios en jurisdicciones como Australia, el Reino Unido y el Caribe han comenzado a evidenciar el impacto del estrés judicial, manifestándose en problemas de salud mental e, incluso, en conductas autodestructivas. Por ejemplo, una encuesta global de 2021 reveló que el 69% de los encuestados considera que hablar de salud mental sigue siendo un tabú, y el 83% siente que el apoyo en sus sistemas judiciales es insuficiente.
Son hallazgos que destacan la necesidad de priorizar el bienestar judicial, ya que cuando los jueces enfrentan sobrecarga o condiciones insalubres, no solo afecta su salud, sino también la calidad de sus decisiones, lo que puede generar retrasos, errores y desconfianza en el sistema de justicia. Por ello, el bienestar de los jueces es crucial para garantizar un sistema judicial eficiente y confiable.
Se trata de una idea respaldada por la Declaración de Nauru sobre el Bienestar Judicial (2025), que subraya la importancia del bienestar judicial para la integridad y eficiencia del sistema judicial global, y se alinea con los postulados de la Declaración de Doha (2015), que destaca la interrelación entre el estado de derecho, el desarrollo sostenible y la justicia penal.
Ese marco enfatiza que un sistema judicial sólido y autónomo es fundamental para promover sociedades pacíficas e inclusivas, y que esto solo puede lograrse si los jueces disponen del apoyo necesario para realizar su trabajo sin que el estrés y la sobrecarga afecten su capacidad de tomar decisiones justas.
Además, el Programa Global de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) también subraya la importancia de desarrollar instituciones judiciales eficaces y responsables, lo que incluye el bienestar de los jueces. Un sistema judicial que no proporciona las condiciones adecuadas para sus miembros pone en riesgo no solo la calidad de la justicia, sino también el desarrollo sostenible de la sociedad.
En ese contexto, a principios de 2025, la ONU adoptó una resolución histórica que establece el 25 de julio como el Día Internacional del Bienestar Judicial, resaltando la importancia de garantizar que los jueces tengan las condiciones necesarias para realizar su trabajo de manera efectiva y saludable.
Al declarar esta fecha, la resolución llama a la acción, instando a gobiernos, líderes judiciales y actores internacionales a colaborar y apoyar a los jueces para, de ese modo, fortalecer el sistema judicial y promover un estado de derecho sólido y un desarrollo sostenible global.
Así, este día no solo visibiliza un problema, sino que promueve un compromiso colectivo para mejorar las condiciones laborales y emocionales de los jueces, entendiendo que su bienestar es un componente clave para un sistema de justicia robusto, justo y confiable, necesario para una sociedad pacífica y libre de corrupción.
A modo de resumen, concluyo citando lo dicho por el juez Rangajeeva Wimalasena: A diferencia de otras cuestiones jurídicas que pueden afectar de manera diferente a las jurisdicciones de derecho consuetudinario y de derecho civil, el bienestar judicial es una preocupación universal que trasciende los sistemas jurídicos, las jurisdicciones y otras diferencias.
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