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Basura y alcantarillas no combinan

Daniel Valles.- La basura es el principal enemigo de las alcantarillas. Y en una ciudad como en la que vivimos, el problema se agudiza. Máxime, cuando llueve.

En Ciudad Juárez se colectan o levantan 1,250 toneladas de basura al día, de las cuales, 100 quedan dispersas en la calle. (Datos de PASA, al 31 de octubre de 2021, Radionet, Denise Ahumada)

Al venir una lluvia, toda esa basura dispersa, así como la tierra o “zoquete” que la misma agua de lluvia arrastra, terminan en una alcantarilla de drenaje, las que no está diseñadas para trabajar de esa forma, con agua fuera de los conductos que conducen el agua “negra” o “gris”.

El problema casi general de las ciudades en México, no importa su tamaño, es la carencia de un drenaje pluvial. Es que se diseña para que el agua de lluvia, exclusivamente, se vaya por ellas. No se invierte en ellas “porque son obras que no se ven”, o como en nuestra ciudad: “es que en Juárez nunca llueve”. ¡Ah, pero cuando llueve bien que se nota! Encharcaderos, lagunas, calles anegadas. Todos hemos pasado por una de esas calles.

La gente, para tratar de aliviar el problema, se aventura a levantar una pesada tapa de alcantarilla de fierro fundido que pesa entre 200 y 250 kilos, las que son abiertas para que el agua se vaya. 

Se soluciona un problema, pero se genera uno peor y más grave: El colapso de todo el sistema, que a su vez provoca que broten aguas negras, se taponeen los registros de cientos de hogares y la pestilente agua irrumpa por donde se fue, por el sanitario.

Las alcantarillas tienen varios enemigos importantes que contribuyen a que existan estos tipos de brotes de aguas negras. Como escribí arriba, el principal es la basura. Enseguida, la grasa o aceite comestible que se vierte en las tarjas al lavar los trastes. 

También por los sobrantes de caldos, menudos, sopas y demás alimentos que la contienen y de igual manera son arrojados al “Váter”. 

Por los papeles, toallitas húmedas, cubrebocas, toallas sanitarias femeninas, tela, zapatos, etc. Esto junto con la grasa se solidifica con el tiempo y crea una masa dura y resistente que taponea los registros y colapsa las tuberías hasta romperlas.

Es aquí cuando al acudir con la “máquina Váctor”, la que desazolva, se retira del lugar sin hacer más debido al gran daño que tiene la tubería. Lo que se requiere es una nueva y no la máquina.

Este pasado martes 21 de febrero, una sentida comitiva de vecinos de la olonia López Mateos, de la calle Gral. Treviño y Cobre, llegó a donde se encontraba el director ejecutivo de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, la J+, señor Sergio Nevárez, con el reclamo enérgico, pero amable, por una situación acerca de un brote añejo de aguas negras.

“Es un olor nauseabundo el que tenemos que respirar diariamente, hemos reportado desde hace mucho tiempo y no nos han atendido”, exclamó la señora Verónica Ogaz.

A lo que el director giró instrucciones para que fueran atendidos y se viera el origen del problema y se solucionara, dentro de las limitantes del caso.

Personal de la J+, al cargo de la Arq. Lupita Trujillo quien coordina el sector, así como una cuadrilla de trabajadores, acudió al lugar. Se hicieron acompañar de máquina “Váctor”, un camión de materiales y una “retro”.

Al llegar al lugar se percataron que el problema era muy grave. Tiene como origen la existencia de un enorme basurero clandestino donde, a través de los años, la gente del lugar ha tirado de todo: Madera, cascajo, basura diversa, ramas y vaya usted a saber qué más.

Esto provocó el azolve de al menos tres alcantarillas o pozos de visita. El agua, al desbordarse, buscó su cauce original. Pues ahí, donde hoy hay casas, hubo antes un escurrimiento del cerro en cuyas faldas se asienta la colonia.

Para arreglar el problema de manera definitiva, se habrá de llevar a cabo una operación con un equipo que se conoce como “oruga” para bajar una enorme manguera entre la basura y los escombro acumulados por años. 

Se cambiarán 50 metros de tubería subterránea, de 12 pulgadas, porque las actuales se encuentran inservibles por los daños ocasionados por la basura arrojada por la gente que vive en el sector.

En los siguientes días quedará resuelto de manera definitiva este problema que por algunos años ha incomodado a los vecinos del sector, los que de manera amable se manifestaron para pedir una solución.

Ahora les corresponde a todas esas personas coadyuvar con sus vecinos y cuidad para que no se arroje basura. De otra forma, volveremos ahí de manera inevitable para corregir el mismo problema. Lo que es una lástima.

Con acciones como estas, en la J+, generamos confianza.

Daniel Valles es jefe de Comunicación social de la J+