Raúl Ruiz.- La novena CUMBRE, entre México, Canadá y Estados Unidos no se reunía desde hace cinco años. El día de ayer, 18 de noviembre, se reunieron los líderes políticos de estos tres países de América del Norte: Andrés Manuel López Obrador, presidente de México; Joe Biden, de los Estados Unidos; y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
La Comisión mexicana encabezada por el presidente López Obrador; el canciller, Marcelo Ebrard; el secretario de Hacienda, Rogelio Martínez De la O, y la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, partieron a Washington para tratar los temas que nos atañen a los tres.
1. La contención del Covid y las políticas para sortear la pandemia.
2. La recuperación económica.
3. Y obviamente el tema de la seguridad.
Previo a la CUMBRE, los antagonistas de AMLO anticipaban un fracaso rotundo y azuzaban a sus compas norteamericanos como el gobernador de Texas, Greg Abbott, quien envió una carta al presidente Biden pidiéndole “diálogo agresivo” contra López Obrador sobre los temas de energía y migración. Además sobre la seguridad fronteriza y lo que calificó como las recientes amenazas contra las operaciones de empresas energéticas de ese país por parte del gobierno mexicano.
No solo eso, sino que le instó a tomar acciones contra México, para proteger los activos estadounidenses y hacer incautación de bienes al gobierno mexicano, supuestamente por advertir que potencialmente está en permanente violación de las leyes de comercio internacional. La carta es muy larga, y agresiva. Pero no funcionó.
Ya en la reunión tripartita, Biden no solo pasó de largo la sugerencia de Abbott, sino que le comentó al presidente mexicano que ya no se referirá a los mexicanos como “nuestros amigos del sur”, sino cómo los pares en la igualdad, porque somos iguales, le dijo.
Los temas de la Cumbre, se desmenuzarán entre los equipos de especialistas y más adelante nos enteraremos de los resultados de estas negociaciones. Lo relevante es la actuación de los mandatarios, y en este rubro, López Obrador logró filtrar un tema que traía en la manga: una carambola de tres bandas.
1. Empujar la iniciativa de Biden para regularizar la situación migratoria de 11 millones de mexicanos radicados en los Estados Unidos.
2. Dejarles la mosca en la oreja a sus pares, sobre la posibilidad de “comprar” mano de obra mexicana en Canadá y Estados Unidos.
3. Deslizar de manera muy tersa, la bonomía de la reforma energética en México, tema que le corroe el hígado al gobernador Abbott.
Ya se pusieron de acuerdo, y la próxima será el año que viene en México. Acá les haremos chico pachangón y los marearemos con tequila.