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La corrupción sigue presente en México

Daniel Valles (*).- La corrupción no es delito, es una conducta moral, es abuso de poder, es una conducta que se aprende. Lo que se deriva de la corrupción todos son actos ilegales, productos de la maldad del ser humano.

Todo tipo de mal es algo terrible. Ocasiona daños difíciles de calcular en todos sus efectos. Genera miseria de diversos tipos. Es, por lo tanto la corrupción, una fábrica de miserables, que no distingue entre edad, género o clase social.

Lo mismo se corrompe un hombre que una mujer, un adulto, una anciana, que un niño o una niña, por más duro, difícil o inverosímil que esto nos parezca. La corrupción sigue presente en el país. No es algo que se erradica. No se va por deseo de alguien o porque se esté dice y dice que ya no hay más.

Es una de esas pocas cosas que por más veces que se repita que ya no existe o que no está presente, en cuanto aparece de nuevo echa por tierra todo lo que se ha edificado con tanta repetición. Porque se ha hecho sobre un cimiento falso. Se ha construido sobre la arena.

La corrupción en el 2021 sigue estando presente en todas partes. Su omnipresencia es palpable. La gente lo sabe, y lo sabe bien.

Así lo indica la más reciente encuesta de opinión que ha sido conducida por el consorcio Investigaciones Digitales, con el Estudio Nacional de Opinión Pública, que realizó el año pasado y dio a conocer el pasado día 11 de enero.

El estudio de opinión pública indica que la gente en México señala a la corrupción como el principal problema que enfrenta día a día. Hay tres más que son importantes: la inseguridad, los problemas sociales y la economía.

Son los aspectos que están desquiciando la vida de la población en el país. Y claro que los problemas de salud han llegado a ser importantes, lo que no se notó sino hasta el segundo semestre de 2020.

Hace un año, de acuerdo a la investigación, la corrupción empezó con una percepción como el principal problema, con 22.5 por ciento de las menciones, pero llegó al 27.2 por ciento en diciembre, aunque al comenzar el segundo semestre del año alcanzó su máximo nivel con 32 por ciento de las menciones.

A esto me refiero cuando afirmo que la corrupción está presente en todos los aspectos de la vida. La gente lo sabe y la palpa. Está aquí, aunque se hagan esfuerzos por parte de los gobiernos de los estados y, sobre todo, del federal, de decir otra cosa.

El conocido sistema de barrer la casa y echar la basura debajo de los tapetes para que no se vea, sigue presente. Es más, en las campañas políticas que han empezado a dar color, el tema principal de sus protagonistas es el combate a esta pandemia llamada corrupción.

No obstante, la técnica de propaganda que se hace constantemente desde Palacio Nacional, a lo Joseph Goebles, donde se afirma que arriba o que en el gobierno ya no hay corrupción, lo que se repite una y otra vez para dar la sensación de que es cierto y ya no hay corrupción. Se pretender fabricar una verdad inexistente.

La evidencia, los reportajes, los hechos, dicen otra cosa. Indican que sí hay corrupción y mucha. Y la gente lo sabe bien.

Erradicar la corrupción es imposible. Lo debo de afirmar siempre que trato el tema. ¿Por qué? Para que quede asentado en nuestro marco de referencia y no se pierda de vista que lo único que se puede hacer con la corrupción es controlarla.

Esto se logra mediante diversos sistemas de transparencia y rendición de cuentas, pero, sobre todo, con el uso de sistemas éticos y morales que lleven a las personas a decidir controlar la corrupción personal, la que parte de un enorme egotismo y de los deseos malsanos que se anidan en el interior de las personas.

Para poder estar en una buena posición de enfrentar este mal, es vital partir de las premisas correctas. Nunca de las falsas, pues de hacerlo así significa que la lucha contra la corrupción es de la misma forma, falsa. Una mascarada simplemente.

De acuerdo a la investigación de Estudios Digitales, la corrupción tuvo el primer lugar de menciones con 27.2 por ciento de ellas; enseguida estuvo la seguridad (25.8), luego las de carácter social (23.9) y finalmente las económicas (18.5) como los principales problemas que afectan a nuestro país.

Dice también el mencionado estudio que los problemas de la economía no tenían tanta importancia al comenzar el año pasado, cuando recibieron 12 por ciento de las menciones. Para marzo se ubicó en 11.3 por ciento, pero un mes después tuvo 20.3 por ciento y en el segundo semestre ya estaba en 22.5%, aunque cerró el año con 18.5 por ciento.

Sin embargo, la investigación muestra un punto importante. El que en el país se distingue entre problema y crisis.  Mire: A la pregunta ¿Cuál crisis le preo-cupa más?, el 57.7 por ciento respondió que la de salud, luego de que al comenzar el año estaba en 55 por ciento y en septiembre llegó a 60.1 por ciento; 42.3 por ciento se inclinó por la económica, que en enero preocupaba al 45 por ciento y en mayo cayó al 39.9 por ciento, para empezar una escalada a partir del mes siguiente.

Por último, en cuanto al presidente Andrés Manuel López Obrador, cerró el año con una aprobación del 54.5 por ciento, luego de que empezó el 2020 con 60.5 por ciento.

La gente lo sabe y lo sabe bien, la corrupción sigue aquí, como el Coronavirus: vivita y coleando.

(*) Daniel Valles es el Comisionado Internacional Anticorrupción de la OMPP

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