Alejandro Cortés González-Báez.- Quizás sepas que tu predecesor fue un año bastante travieso. Aunque no por culpa suya, sino por la de quienes provocaron una crisis sanitaria de enormes consecuencias que tú heredarás necesariamente.
Durante su vida tuvimos que enfrentar situaciones a las que no estábamos acostumbrados, como la pérdida de seres queridos, cambios de trabajo, de sistemas educativos, de convivencia social, de economía; en definitiva, de formas de vida. Hay mucha gente que tiene puestas sus esperanzas en ti.
Por otra parte, déjame decirte que no debes sentirte “tan fuera de lo ordinario”, pues dentro de solo un año habrás terminado… Es ley de vida.
Además, en mi caso, como en el de muchos otros, esto de irte haciendo mayor, más viejo, o más maduro, tiene sus ventajas. Pues Dios compensa la disminución de las capacidades físicas con otras más espirituales, como lo es la sabiduría, que nos permite observar nuestra realidad desde una perspectiva más elevada, y por lo mismo, más ¿cómo te lo diría? más… sobrenatural y, por lo mismo, más rica y objetiva.
Como tú no has visto la película “Forrest Gump”, déjame te cuento que se trata de un muchacho en los Estados Unidos que llega a ser muy conocido por salvar la vida de sus compañeros en la guerra de Vietnam; por ayudar a su equipo de futbol americano a ganar un campeonato; y por ser un corredor de largas, muy largas distancias; tanto así que a su paso por distintos estados de su país consigue, sin proponérselo, acaparar la atención de los medios informativos y, como consecuencia, poco a poco fue arrastrando tras de sí a un buen grupo de corredores que lo siguen como a su líder, esperando quizás que él les señale el sentido de la vida.
Después de un buen tiempo, cuando este personaje se cansa de correr, simplemente deja de hacerlo y se detiene, pues solo corría por correr; eso era lo mejor que sabía hacer, y nada más, con lo cual echó por tierra las ilusiones de quienes habían abandonado sus formas de vida para seguirlo. ¿Te das cuenta? El mundo de hoy sigue tras los pasos de líderes que no pueden hacerlo feliz, pues lo que ofrecen es correr, y correr… Correr sin una meta realmente valiosa. ¡Oh cuán triste realidad! ¿No te parece?
Probablemente muchos sean los que pongan sus esperanzas en ti porque eres el año nuevo. A mí, y perdona que sea tan sincero, me parece que no tienes capacidad para resolver nuestros problemas. Cuando más, nos servirás de espacio para trabajar dentro de ti, es decir para responder a una pregunta muy breve que me gusta plantear a mucha gente y que la resumo en esto: ¿Y? O dicho de otra forma: Comienzan otros 365 días… ¿Y?
Pienso que no hay otra solución a nuestros problemas que volver la vista y los oídos al que nos dio la vida para escuchar lo que nos quiera decir. Seguramente podremos oír que no fuimos diseñados para vivir en este planeta, sino con Él con todas sus consecuencias, haciendo lo que a cada quien le corresponda, pero por y con amor, pues eso marca la diferencia.