Inicio Perspectiva ¡Aguas con la Guardia!

¡Aguas con la Guardia!

Marcos Barraza Urquidi.- Vemos en redes la defensa ciega y necia de los chairos en el asunto del agua diciendo “El agua es de todos, no de los estados, ni de los ricos…” Creo que en la prehistoria estas frases eran válidas, todo era de todos, así se mataban cuando dos querían la misma cosa.

La base de la civilización fueron las reglas de convivencia, un ejemplo lo dan las leyes de aguas y tierras en Egipto que deslindaban perfectamente las propiedades de los agricultores y las volvían a deslindar después de las inundaciones del Nilo que fertilizaban las tierras, pero ya desde ese tiempo había gobernantes populistas como Akenaton que determinó que las tierras eran de todos y para todos, lo que llevó a serios conflictos y a la hambruna.

Ni en EU ni en México el agua es de todos, es de quienes la pagan. En Texas se tiene una legislación de la Colonia donde los dueños de las aguas de los ríos son los propietarios de las tierras por donde pasa el río y si alguien quiere su agua se la tiene que pagar a sus dueños, incluso las alcaldías de las ciudades.

En México, los generales “regolucionarios” se apropiaron de todo a través de la Constitución del 17, subsuelo, suelo, aire y aguas. Quienes quisieran agua tenían que pedírsela al gobierno que repartía el agua a su gusto y a sus aliados.

En su magnanimidad los dueños del país concedieron concesiones a los agricultores para asegurarles sus cultivos y les cobraban por ello dependiendo de qué tanta agua usan. Dentro del país no hay problema, te arreglas con los burócratas y tienes resuelto el problema, pero el agua no reconoce fronteras y sin visa ni pasaporte cruza las fronteras y en el colmo divide dos países, por lo cual la disputa es de ¿quién es el agua del río que nos limita? ¿Qué pasa con el agua de mis ríos que en su camino al mar pasa por otro país?

Para “solucionar” estos problemas se realizó el tratado entre el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el gobierno de los Estados Unidos de América para la distribución de las aguas internacionales de los ríos Colorado, Tijuana y Bravo, desde Fort Quitman, Texas, hasta el golfo de México

Por México se presentó Francisco Castillo Nájera y por EU Cordell Hull. El tratado empieza como el diccionario de la Real Academia a definir el significado de palabras como derivar, “punto de derivación”, “capacidad útil de las presas de almacenamiento”, desfogue, derrame, retornos, extracción, consumo, presa inferior principal internacional de almacenamiento y presa superior principal internacional de almacenamiento.

Una vez terminada la clase de lenguaje aclaran que dados los cambios en el cauce de los ríos, esta comisión se encargará también de los límites entre ambos países, por lo cual su nombre queda como “Comisión Internacional de Límites y Aguas”.

El artículo II tiene una cláusula por demás interesante: “La resolución de todos los conflictos que originen su observancia y ejecución, quedan confiados a la Comisión Internacional de Límites y Aguas”.

“Se entenderá que dichos asuntos serán de la competencia de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos”

En el artículo III habla de las prioridades en el uso del agua:

1º.- Usos domésticos y municipales.

2º.- Agricultura y ganadería.

3º.- Energía eléctrica.

4º.- Otros usos industriales.

5º.- Navegación.

6º.- Pesca y Caza

7º.- Cualesquiera otros usos benéficos determinados por la Comisión.

En el capítulo IV establecen cómo se va a repartir el agua. Para México le corresponde:

a) La totalidad de las aguas que lleguen a la corriente principal del río Bravo (Grande), de los ríos San Juan y Álamo; (el río San Juan nace con el nombre de Santa Catarina y pasa por la ciudad de Monterrey para alimentar la presa del Cuchillo y terminar en el Bravo).

b) La mitad del escurrimiento de la presa La Amistad.

c) Las dos terceras partes del caudal que llegue a la corriente principal del río Bravo (Grande) procedente de los ríos Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido y Salado y Arroyo de Las Vacas.

d) La mitad de cualquier otro escurrimiento en el cauce principal del río Bravo (Grande).

Para los Estados Unidos:

a) La totalidad de las aguas que lleguen a la corriente principal del río Bravo (Grande) procedentes de los ríos Pecos, Devils, manantial Goodenough y arroyos Alamito, Terlingua, San Felipe y Pinto.

b) La mitad del escurrimiento del cauce principal del río Bravo (Grande) abajo de la presa inferior principal internacional de almacenamiento.

c) Una tercera parte del agua que llegue a la corriente principal del río Bravo (Grande) procedente de los ríos Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido, Salado y Arroyo de Las Vacas; tercera parte que no será menor en conjunto, en promedio y en ciclos de cinco años consecutivos, de 431,721,000 metros cúbicos (350,000 acres pies) anuales. Los Estados Unidos no adquirirán ningún derecho por el uso de las aguas de los afluentes mencionados en este inciso en exceso de los citados 431,721,000 metros cúbicos (350,000 acres pies), salvo el derecho a usar de la tercera parte del escurrimiento que llegue al río Bravo (Grande) de dichos afluentes, aunque ella exceda del volumen aludido.

(Hasta aquí el tratado no nos explica porqué nosotros tenemos que darles un tercio de nuestra agua.) 

d) La mitad de cualquier otro escurrimiento en el cauce principal del río Bravo (Grande), no asignado específicamente en este artículo,

Cierra el artículo con algo interesante en el conflicto:

En casos de extraordinaria sequía o de serio accidente en los sistemas hidráulicos de los afluentes mexicanos aforados que hagan difícil para México dejar escurrir los 431,721,000 metros cúbicos (350,000 acres pies) anuales que se asignan a los Estados Unidos como aportación mínima de los citados afluentes mexicanos, en el inciso c) del párrafo B de este artículo, los faltantes que existieren al final del ciclo aludido de cinco años se repondrán en el ciclo siguiente con agua procedente de los mismos tributarios.

Dicho en buen español, si no se puede cumplir en un ciclo lo dejamos para el siguiente, pero no van a venir los marines a matar agricultores mexicanos.

Aquí nos quedamos con una intranquilidad: ¿Por qué le tenemos que dar un tercio de nuestra agua a EU? La respuesta la encontramos en el artículo 10 que habla sobre el río Colorado, un río que nace en las montañas Rocallosas de Colorado y va recorriendo los estados de Colorado, Utah, Nevada y Arizona hasta cruzar la frontera en California y seguir por los estados mexicanos de Baja California y Sonora hasta desembocar en el Mar de Cortés.

En este artículo se compromete Estados Unidos a entregar 1,850,234,000 metros cúbicos cada año y aclara que en caso de sequía se reducirán las entregas en el mismo porcentaje. Otras aguas que compartimos con EU son las del río Tijuana, un río intermitente, donde ambos países se reparten el agua.

Recorriendo el resto del tratado vemos que se habla de las obras hidráulicas que deben hacer ambos países, etc. Se ve qué hacer en caso de sequía, inundaciones, etc. en lo que se aprecia una comprensión de lo variable que son las lluvias y por consiguiente la cantidad de agua disponible.

Queda claro que el conflicto no es con EU sino que es un conflicto interno de intereses, las 2/3 partes que entrega Chihuahua son aprovechadas por Tamaulipas para sus cuencas lecheras y agricultura, esto nos indica que la presión no viene de EU sino de Tamaulipas.

Chihuahua está entregando 20 metros cúbicos por segundo de la presa Las Vírgenes y El Granero, traer agua de La Boquilla para El Granero no sirve ya que su desfogue está casi en el máximo y llevarla desde La Boquilla tendría una pérdida del 20% en el traslado.

Lo más grave es que se está poniendo en riesgo el siguiente ciclo agrícola, lo que significará miles de millones de pesos en pérdidas para la región, escasez y encarecimiento de los productos agrícolas, inflación y reducción de los niveles de vida.

Se sabe por filtraciones que Romo, el jefe de la Oficina de la Presidencia, tiene arreglos con agricultores y ganaderos de Tamaulipas para abrir una nueva cuenca lechera y necesitan el agua de Chihuahua.

La forma como ha manejado la crisis el gobierno federal habla de una ignorancia supina del tema, un desprecio por los derechos de la población y una prepotencia insólita nunca vista, habla de un gobierno estalinista-cubano-venezolano.

Parece que a Obrador, como a sus émulos marxistas, le gusta bañarse en sangre para satisfacer su ego.

Artículo anteriorTemas de Cartapacio
Artículo siguienteEl Zócalo estuvo vacío