Por Manolo de la Laguna.- Lectora (or) anímate, ya va a pasar el calorón, no te “agüites”; escuchábamos los pujidos de “Er Cigala”, pero nos aburrió, nos pusimos a oir la séptima sinfonía de Beethoven, la cual les recomendamos, así como la quinta y novena, que es la más conocida “der” músico alemán.
Ya con el espíritu “relajao”, permítasenos hacer gala de nuestra “arrogancia” como hombres libres y de buenas costumbres, según tésis “cuatrotetiana” del primero de septiembre y vamos a agarrar al toro por los cuernos, en este pequeño trabajo que tiene mucho de taurino y casi nada de política, aunque de vez en cuando, toquemos a pitón contrario, estas cuestiones a las cuales no “semos” ajenos, como ciudadanos mexicanos.
Estamos seguros lectora (or) que no sabes qué es una arroba y quizá, si tienes un “celulitis o una compu”, conozcas er símbolo @; pero seguros estamos que no sabes que es una verdadera arroba; es una medida de peso, son más o menos entre once y doce kilogramos y medio y esta medida, dentro “der” caló taurino, se usaba mucho entre los ganaderos de bravo de aquél entonces, para señalar “er” peso de sus toros bravos o sea, cuantas arrobas sobre los lomos tenían sus animales.
Hoy ya no se usa ese término a menos que lo usen los pocos y auténticos ganaderos de bravo que por allí pululan, a uno y otro “lao” del charco; pero saben ustedes que nos leen, ¿cundo se comenzaron a poner los. kilogramos que pesa un toro, en lugar de arrobas, antes de salir al ruedo?, porque antes no se hacía, salía “er” toro y nos imaginamos que los aficionaban le calculaban, a ojo de buen cubero, salvo opinión en contrario, “er” kilaje, del animal, del toro, del cornúpeta, del “astao”.
Consultando nuestra vieja enciclopedia taurina, encontramos que fue la tarde del domingo 17 de abril de 1960, en un mano a mano entre los “carnales” Antonio y Juan Mejías Bienvenida, por cierto hijos de Manuel Mejías Rapela “Er Papa Negro”, que por primera vez se anunció “er” peso en kilogramos de los toros y desde entonces, hasta la fecha, vemos, arriba de la puerta de los sustos, a un “lao”, el nombre de la ganadería y enseguida el nombre del toro, el número con el cual fue “herrao”, el año en que nació y su peso, aunque a veces, ni con la cuadrilla encima del marrajo, puede pesar las arrobas que se señalan.
En fin, aquí le cortamos porque… primero ya va a llegar la jefa de la casa, y segundo, porque nos espera el interesante programa de la televisión “Los Conspiradores” y hay que verlo, programa que también les recomendamos. Vale. (Juárez Hoy)