Dr. Fernando A. Herrera M.- Gente como el presidente Trump desconocen lo que significa esta palabra en el mundo de las empresas: La confianza.
Los negocios no son los callejeros que compran y venden cada día su mercancía. Las empresas requieren de sus gobiernos una confianza que las lleve a invertir a largo plazo.
No hay dividendos de un día para otro como en la bolsa de valores. La mayoría de las empresas necesitan políticas estables que les den esa confianza.
Precisamente eso es lo que Trump ha destruido para sus cuatro años de gobierno.
El daño que ha hecho no tiene nada que ver con dinero ni con la inflación, ni nada que se le parezca, el daño es hacia su gobierno y la inestabilidad de sus decisiones.
Ese daño es irreversible. Hay algo que el presidente Trump debería tener en cuenta siendo el hombre de negocios que es: La credibilidad sí importa.
Pretextos
El fentanilo, los migrantes; que los aranceles son recursos que ayudarán a reducir impuestos y a bajar la deuda, que el déficit con México es un subsidio o que le hacemos el trabajo sucio a China.
Todos estos pretextos de Trump son eso, pretextos de quien decide ignorar la simbiosis o la poderosa inercia del intercambio comercial.
Trump no puede manejar esa inercia a su contentillo, es muy poderosa y la factura que le pasará su decisión será pronta y expedita.
Por lo pronto sólo serán unos días en los que la presión lo obliga a redireccionar su política comercial y más tarde será en la Cámara de Representantes, en la que a medio camino se quedará sin la mayoría que hoy tiene.
El bolsillo o la inflación no perdonan. La presidenta debe tener paciencia y negociar antes de dar. Los 29 narcos deportados se fueron por nada. Y eso fue de novatos.
La farsa del informe de ayer de Trump no se sostiene ante quien tenga dos dedos de frente.
Comunicación
Los cambios por encima no calan y mientras sigan con la influencia de Cortázar no habrá cambio que valga. La base es la misma y pueden hacer el cuarto o quinto y será la misma.
¿Acaso es difícil comprender que es sensible esa área y que no puede ser manejada desde donde ande el tal Max?
¿Es que no se entiende que hacer caso a uno, y no a quien deben, trastoca el objetivo principal?
Si se debe, páguese, pero no dándole donde acomode a su gente sin que dejen hacer su trabajo al que pongan.
Aprendan, y como muestra, cuenten cuántos de comunicación social han puesto los últimos gobernadores.
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