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Desafío médico 2025

Rafael Espino.- Uno de los grandes retos pendientes que enfrenta nuestro país en materia de prestación de servicios médicos es la carencia de profesionales de la salud, particularmente en regiones rurales, lo que impacta negativa y desproporcionadamente el nivel de vida de las poblaciones más vulnerables.

México es un país que, durante la época del desarrollo estabilizador, se caracterizó por impulsar la inversión en educación médica pública, formando notables generaciones de médicos generales y especializados. A partir de la década de los 80 se fue gradualmente perdiendo la inversión pública, tomando la vanguardia educativa instituciones privadas.

La oferta médica nacional, aunque baja, no es alarmante. Cada año se reciben alrededor de 17,500 nuevos médicos generales y 12,500 especializados. El total de la oferta médica nacional se registra en 666,000 doctores, pero con un porcentaje per cápita de 2.5 por cada 1,000 habitantes. Esto ya que se estima que aproximadamente un tercio de los médicos con cédula profesional vigente, no prestan servicios de salud directamente, sino que se dedican a actividades administrativas o diversas.

Estamos actualmente en el 25% más bajo de doctores per cápita entre los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), similar a Corea del Sur y Japón, pero notablemente con mayores carencias.

¿Cómo lograr llevar mano de obra médica calificada a las zonas rurales? La solución más práctica parece simple. Pagar más y mejorar las condiciones de trabajo de los doctores. Hasta ahora, las soluciones propuestas por el IMSS Bienestar, la institución oficial a cargo de prestar servicios de salud a la población sin seguridad social, ha resultado notoriamente insuficiente.

Tampoco resultó buena solución la contratación de 610 médicos cubanos, en los que se gastaron 24 millones de pesos entre 2022 y 2024, lo que además de indignación en los doctores nacionales desempleados, levantó cuestionamientos de violación de derechos humanos, representada en la retención de salarios que realiza globalmente Cuba, percibiendo anualmente 11 billones de dólares por el trabajo de 40,000 doctores en 67 países.

Otro aspecto importante a mejorar es la calidad y uniformidad de los programas de formación médica. Únicamente 15 de 165 escuelas de medicina en el país, están actualmente acreditadas por el Consejo Mexicano de Acreditación de la Educación Médica (COMAEM), lo que complica los esfuerzos para construir una robusta oferta interna de servicios médicos.

Aumentar la oferta de la mano de obra profesional parece no ser la única medida pendiente. Promover inversión pública en infraestructura médica, mejorar las escuelas de medicina y las condiciones generales de trabajo de los doctores, especialmente en las zonas rurales, que los motive en su oficio y les garantice buenas condiciones de vida.