Si agradas a las personas, te escucharán, pero si confían en ti, querrán hacer negocio. Zig Ziglar, escritor estadounidense
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- La semana pasada, la crema y nata empresarial mestiza y algunos norteamericanos, sonrientes y jubilosos, se reunieron en Palacio Nacional con la Señora Presidenta con “A”, Claudia Sheinbaum Pardo, para irle tanteando el agua a los camotes, respecto a sus millonarias inversiones que pretenden hacer en este sexenio del segundo piso.
Al término de tan pomposa reunión, todos los que entraron, salieron con la sonrisa a flor de labios, por el trato que recibieron de la doctora quien, inclusive, les generó confianza, expresándoles, palabras más, palabras menos, que en México sus inversiones están seguras y pueden dormir bien, porque no hay de qué preocuparse.
Esperemos que así sea, porque según nosotros, simples ciudadanos comunes y corrientes, sabemos que del dicho al hecho hay “muncho” trecho, aunque la verdadera nota la dio, no Douglas MacArthur, sino el “mexiken” o sea, el embajador de Estados Unidos de América, Mr. Ken Salazar, pues como el hijo pródigo y el general de marras en Filipinas, volvió a Palacio Nacional y lo dejaron entrar.
El hombre no se dio por vencido y al más puro estilo de UYSQ, Ken dijo: Me canso ganso de que regreso… ¡Y regresó! Al parecer, en este incipiente sexenio, parece que, en el horizonte político-económico del país, Claudia ya generó confianza entre los hombres del dinero de acá de este lao y del otro también y, en el horizonte, no hay barruntos de tormenta, si de inversiones multimillonarias en México, se trata.
Epílogo nomás por joder: ¿Qué le dijo una iguana a otra? Estamos iguanitas. Vale.