Inicio Cultura Alexandra Zabala, misionera del belcanto: un arte a 360°

Alexandra Zabala, misionera del belcanto: un arte a 360°

Irene Garcés Medrano.- A los 19 años esta bogotana llegó a Italia a reafirmar su pasión por el ‘bel canto’, dedicó 10 años a formarse en canto lírico y música vocal de cámara en el conservatorio Giuseppe Verdi de Turín.

Desde entonces, la trayectoria profesional de esta colombiana evidencia una línea ascendente de retos, sucesos que la han llevado a ser protagonista en diferentes escenarios de la lírica. Gracias a la refinada técnica vocal de su canto, esta soprano lírica, con quien tuvimos el placer de conversar, figura como uno de los 100 colombianos más sobresalientes en el mundo.

IG: ¿Cómo fue el debut en escenarios de la lírica italiana?

AZ: Mi carrera comenzó con música barroca, con una actividad muy intensa por cerca de diez años ya que me especialicé en un repertorio del siglo Setecientos. Tuve la fortuna de hacer muchísimas producciones en todos los teatros, una de las más destacadas fue Il Mitrídate de Nicola Porpora que presentamos en el Teatro La Fenice de Venecia. También grabé discos muy importantes, como el primer álbum de BMG y Sony junto a Franco Fagioli, famoso contratenor argentino, un colega maravilloso. Pero sucedió que la voz se fue desarrollando y cambié de repertorio en forma radical.

IG: La Aida, ¿ha sido la cerecita del pastel?

AZ: Mi debut como Aida, de Giuseppe Verdi en el Teatro Coccia de Novara, ha sido el punto más sobresaliente, uno de los personajes que más he interpretado en estos años, y que determinó un cambio muy fuerte para mi carrera, pues ahora me especializo en el repertorio Verdiano, pero cuento con experiencia del repertorio del Setecientos. La ópera fue grabada por el Canal Skype clásico que hizo un DVD espectacular.

IG: ¿Cómo es la Aida que interpretó?

AZ: Es uno de los personajes más emblemáticos de la ópera lírica, que sabe el destino que la espera, es una guerrera que lucha hasta el final para estar con el hombre que ama. Es la sublimación del amor a través de la muerte, ella sabe que solo con la muerte será libre, entonces es un papel muy bonito para interpretar porque no se cae en el romanticismo como cliché sino que es una guerra donde se gana solamente a través de la muerte, fue una lectura extremamente hermosa, trabajé mucho a nivel psicológico porque fue el paso decisivo para mi carrera.

IG: ¿Por qué?

AZ: Pasé del repertorio barroco donde no se expresan los sentimientos a nivel romántico, sino que hay mucho aislamiento en el campo emotivo. El repertorio del 700 se escribió en un periodo donde el iluminismo era prevalente, entonces los sentimientos eran declarados con extrema elegancia, sin demostrar emotividad. En cambio, el repertorio romántico, sobre todo el de la primera parte del Ochocientos, tiene que ser cantado desde las entrañas y llegar al miocardio del público que te escucha. Y bueno, lo que aporto de mi vida a un personaje es precisamente eso, creo que la característica de los personajes que interpreto, cuando pongo algo de mí misma, es las ganas de luchar, lo que he luchado siempre.

 IG: ¿Por ejemplo?

AZ: Nunca ha sido fácil competir con las sopranos ‘belcantistas’ y las artistas que hablan perfectamente el italiano. Con muchos esfuerzos logré salir adelante y sigo luchando, cada día me entreno porque la voz se va, es como una disciplina deportiva. Terminaré de estudiar, cuando me retire.

IG: ¿La próxima meta de su carrera?

AZ: Mi carrera se ha desarrollado más que todo en Europa. Hice muchísimas producciones en Corea y precisamente antes del virus tenía que ir a China y a Japón. -Sonríe, mientras con tono melancólico dice: -así es la vida.

IG: ¿Y América Latina?

AZ: He hecho presentaciones pero no muchas. ¡Me gustaría volver a mis orígenes, a mi tierra, aunque la ópera lírica en Colombia es reducida al mínimo. En general no hay muchas oportunidades, allá escogen producciones ya completas, compran paquetes enteros de producciones ya hechas, entonces es muy difícil volver a Colombia, pero me encantaría!

IG: ¿Quienes van a escuchar música lírica pertenecen a una cierta élite?

AZ: No sé si usar esa palabra, seguramente es una actividad de élite pero creo que pertenece más al mundo intelectual, digamos así, de aquellas personas que aprecian el arte y la belleza, porque la música lírica puesta en escena, incluye recitación, canto, música y teatro. Es un arte a 360 grados.

IG: ¿El público con los años ha cambiado?

AZ: Hay ahora un público muy joven que aprecia la ópera lírica, y al mismo tiempo, he notado que por influencia de la televisión, las redes sociales y la tecnología ha disminuido el gusto por la música en vivo. Esa es una señal peligrosa; es el indicio de una sociedad que está dejando atrás su propia creatividad y su propia parte emocional para estandarizarse, en un sentimiento que es exageradamente virtual.

IG: ¿Un reto más para los artistas del ‘bel canto’?

AZ: Nosotros que estudiamos un arte tan supremamente antiguo y tan completo, vemos que hay una crisis real de fortaleza del alma. Somos misioneros que estamos tratando de sacar adelante esta expresión artística y el mensaje que le deja al alma de quien la escucha. Creo que el arte del canto lírico le llega al alma a cualquiera.

IG ¿Misioneros de armonía y belleza, pero sin garantías?

AZ: Sucede que a nivel de gobiernos los recursos económicos se están yendo para otro lado y la cultura se está dejando a aparte. Lo hemos visto también en este periodo en el cual, tantos eventos ya previstos fueron cancelados. Se ha dado preferencia a otros sectores y no al de la cultura, olvidando que es la riqueza fundamental de un país, y que muchísima gente come y vive gracias a la cultura.

IG: ¿Usted es de las que no se rinde fácilmente?

AZ: Estamos en tiempos de una crisis bastante peligrosa, hay que luchar por difundir el arte, no tenemos otra elección. Hay que luchar para las generaciones futuras, porque si se pierde la capacidad de notar la belleza en el arte del pasado tendremos un futuro demasiado árido y triste, y mucha gente no se ha dado cuenta. Espero que las nuevas generaciones, las que van a la ópera, promulguen cada vez más esta necesidad de cultura, de belleza y de arte.

IG: ¿Temores, proyectos o sueños?

AZ: Proyectos, muchos; sueños, algunos cumplidos, algunos por cumplir; temores, infinitos, en el sentido de que vivimos en tiempos de guerra cultural, donde la tecnología viaja muy rápido y el mundo corre a mil. No hay tiempo para dedicar un momento a analizar las cosas, hay que seguir al paso. Repito, la música es una misión para cada uno de nosotros, hay que difundirla. Adoro enseñar, lo hago desde hace 25 años cuando no trabajo y, cuando trabajo, trato de dar todo lo que es mi experiencia, lo que ha sido mi lucha para dejar algún mensaje a quien me escucha. Creo que sea la misión y la satisfacción más grande de un artista.

IG: ¿Italia, el país del ‘bel canto’ que no apoya a sus artistas?

AZ: En Italia la última reforma que se hizo para los contratos de cantantes líricos fue en 1936. Y nos quedamos allí, atrasados en ese tiempo, a diferencia del resto de Europa. Espero que con este gobierno las cosas cambien. Durante el confinamiento que llevó a la cancelación de eventos, se puso en evidencia la precariedad en cuanto a garantías de quienes trabajamos en el teatro, artistas, electricistas, modistas, maquilladores, escenógrafos y todos los artesanos del espectáculo. Hoy estamos luchando, a través de ASSOLIRICA (Asociación Nacional de Artistas de la Lírica) y presentamos una petición al Parlamento Italiano. Hay que seguir este tipo de actividades porque nosotros los artistas somos egocéntricos, egoístas y, además, extremamente solos; nosotros pensamos solo en cantar, en hacer música y no pensamos que hay generaciones que van a sufrir con este tema. Entonces, luchar es una forma de contribuir, de poner un granito de arena para que se mejore a nivel administrativo y normativo, vamos a ver qué pasa.

IG: ¿Donde se encontraba al momento del confinamiento?

AZ: Estaba por debutar en el papel de Lady Macbeth, uno de los papeles más importantes que he interpretado en mi carrera y ensayaba en Dijon, Francia. Faltaban pocos días para el estreno, pero a raíz del confinamiento el teatro se cerró y tuve que permanecer allí hasta que pude regresar a Italia donde tengo mis afectos.

 IG: El bel canto, la búsqueda de la belleza, de la perfección en un mundo cada vez más complejo. ¿Cuál ha sido la clave para no perder la sonrisa?

AZ: -Sonríe antes de responder- creo que esa es la lucha cotidiana de quien ama la música, quien elige seguir esta pasión tiene siempre en la cabeza el canto. Yo 24 horas sobre 24, pienso a cantar, en cuidarme la voz, vivo en función de la voz y toda mi vida ha tomado un camino específico en función de la voz, es como una misión, la de llevar belleza y felicidad a través de la música. Es algo que llevas adentro, es una fuerza que hay que alimentar siempre.

En estos meses de confinamiento la crisis fue tremenda, fue un golpe que no logro describir: no tener nada en el horizonte, no ver ningún proyecto futuro, anulados todos los contratos y cerrados todos los teatros. Me sentí vacía, es que en las venas tú llevas música en lugar de sangre. Es algo que te alimenta continuamente, porque alimentar el alma es más importante que alimentar el cuerpo, se vuelve así cuando empiezas a conocer el arte y a generar arte.

Cuando te llega un proyecto es la felicidad más grande, porque es construir un personaje, mirar su perfil psicológico y ver qué es lo que puedes sacar de bueno y de malo desde tus entrañas para interpretarlo. Es un trabajo hermoso, me siento afortunada y al mismo tiempo lo necesito, no hubiera podido hacer otra cosa en la vida, así fuera debajo de un puente hubiera sido cantante.

IG: ¿Una persona importante en su carrera?

AZ: Hay muchas. Desde el que fue mi profesor hasta el 2008, Paolo Washington, un bajo de Florencia, quien me enseñó muchísimo, sobre todo en mi cambio de repertorio. Murió ese año y fue un golpe terrible. Después no he tenido otro profesor, he hecho todo sola, además enseño canto desde hace muchísimos años. Lo que sí tengo es un pianista, Carlo Caputo, del Teatro Regio de Turín. Y mis agencias, la Italiana Music Center y la inglesa OWlartist management.

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