Inicio ADHOCRACIA Un candidato sin distancia social

Un candidato sin distancia social

Dr. Arturo Castro.- Estamos en tiempos preelectorales, se han desatado las emociones por cualquiera de los 20 aspirantes y los que se sumen que buscan, primero una candidatura partidista y posteriormente el triunfo político el próximo mes de junio de 2024, el escenario contempla aspirantes oficialistas y de oposición.

Como siempre, la sociedad espera las mejores propuestas llevadas a los hechos a través de políticas públicas que desarrollen mejores niveles de vida en lo individual y en lo colectivo.

Esta serie partidista busca en los rincones y en los espacios abiertos una comunicación político-sociedad que alcance y rebase las evaluaciones de expertos y de la población en general denominadas encuestas, que como árbitro central definirán el triunfo de los abanderados.

Las campañas estarán llenas de obsequios formales e imaginarios, de palabras buscando convencer y de una extensa propaganda en todo el territorio nacional, esas bardas del pasado se han retomado a pesar de los grandes avances tecnológicos.

Bardas que realmente son baratas a pesar de los costos que representan ya que no pagan renta por el tiempo de exhibición, se buscan a través de convenios con particulares y con empresas que gustosos las prestan indistintamente de conocer o desear apoyar a quienes se describen en ellas.

Los aspirantes se encuentran recorriendo el país promoviendo una locura mediática que llega al más lejano destino tratando de influirlo, al igual que el que se tiene enfrente y aplaude por aplaudir de corazón o de negociación por las dádivas que se reparten.

El liderazgo social ha renacido, es parte de ese pasado que ofrecía estructuras de base a los partidos políticos a pesar de los esfuerzos de no respetar el sindicalismo, los comités seccionales o los comités de vecinos, cuyo enemigo principal se conoce como redes sociales.

Hasta hoy, la actividad política está en todos lados, la burocracia de cualquier nivel se encuentra enormemente involucrada, los empresarios convertidos en líderes de opinión, los partidos políticos sufriendo el desencanto social de una sociedad que reclama agitadamente ser tomada en cuenta.

La sociedad desea conversar con los aspirantes a dirigir esta gran nación desde cualquier instancia, siente que requiere una presencia magnificada para no cometer los errores anteriores, desea conocer el perfil y la vocación de servicio de cada quien que se dirige a ella buscando su adhesión.

La sociedad y el político de ese momento de reunión o mitin, espera un camino de esperanza que la lleve a contrarrestar los vicios de la vida, propios e impropios, como el desempleo, la inflación, la falta de medicamentos y aún más firmemente la erradicación de la mentira.

La sociedad desprecia las malas experiencias que ha tenido al inventar políticos que no lo son, se ha dado cuenta de que el perfil de servicio es importante y garantía de trabajo productivo aplicando la máxima popular de “zapatero a tus zapatos”.

Las señales que envía a los aspirantes es que se dediquen a competir sin buscar culpabilidades en otro lado o tiempo de sus propias incapacidades al no contar con el conocimiento o experiencia total sobre los asuntos públicos.

Llegar al día electoral el próximo junio de 2024 es una meta final que han agendado con sus respectivos equipos, esperando y aspirando a tener la mayoría de votos electorales.

Sin volver al pasado la sociedad busca reconocerlo para la construcción del futuro a través del presente, los recuerdos de ayer son positivos y negativos, aprendiendo de ellos para recorrer la ruta trazada que invoque el máximo desarrollo social y tener a la vez un país lejos del tercermundismo.

Los aspirantes están en una campaña que se encuentra entre lo legal e ilegal, la sociedad mayoritaria solo observa los descalabros que se provocan entre ellos.

Un candidato sin distancia social es lo que se espera en los frentes anunciados, una lucha sin cuartel y sin mentiras que motiven la participación del mayor número de simpatizantes en pro de una mejor nación.

La palabra empeñada es la mejor opción para competir con dedicación y solvencia, los hechos hablan por sí mismos describiendo las acciones y las emociones.

Los 20 aspirantes visibles tienen el compromiso de respetar la ley, de comprometerse sin demandar el reconocimiento social ya que este llega por sí mismo; la sociedad mira y admira a quienes lo hacen bien, hablando y recomendando proactivamente a cada uno de ellos.

Los pleitos callejeros deben quedar atrás para sumar el consenso que implique una mayor adhesión e identidad con alguno de los proyectos políticos hoy llamados “corcholateros”.

El gobierno debe asumir su responsabilidad de no cuestionar ni apoyar ciertas aspiraciones enfocando las baterías en el mejoramiento de la gobernanza que se demanda por la sociedad en esta ocasión y realmente en todas ellas para el obsequio de un porvenir más próspero.

La comunión entre los aspirantes y la sociedad ha iniciado rumbo a la próxima elección, está en todos lados y en el imaginario colectivo solamente impera y espera que gane el mejor, que a quien gane se le llame presidente y si vive o no en Palacio Nacional es lo de menos.

La sociedad espera un presidente oficioso de las mejores prácticas en los asuntos públicos, los aspirantes tienen la oportunidad de mostrar sus cartas credenciales que liguen tal fin y motiven la participación social de forma responsable.

La sociedad tiene la palabra en la elección de los precandidatos que luego serán candidatos y posteriormente uno de ellos ganador electoral, al Instituto Nacional Electoral le corresponde garantizar el proceso 2024, igual que sin distancia social no responda a denostaciones oficialistas que lo puedan distraer de tan importante misión.