Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- José Joaquín Antonio Florencio de Herrera y Ricardos, militar y político liberal moderado, en tres ocasiones fue presidente de México; su actuación fue decisiva durante la Intervención de Estados Unidos en México; también se distinguió en la reconstrucción del país.
Sus periodos: junio de 1848 a enero de 1851; antes, dos interinatos, uno de 9 días en septiembre de 1844 y otro de un año del 6 de diciembre de 1844 a diciembre de 1845.
Entregó bien y en orden al General Mariano Arista el 15 de enero de 1851. El General Herrera tenía una cualidad, poco común entre militares de esa época: era honrado. Ante la invasión de EU trató de negociar sin ir a las armas, pero los caudillos, encabezados por Santa Anna, se rebelaron y México tuvo que ir a la guerra en la que perdió más de la mitad del territorio.
En su mandato, casi completo, en el país dominaba la anarquía interior y el desprestigio exterior; asonadas y caos entre caudillos propiciaban un vergonzoso desfile de presidentes: 1846-1847 Valentín Gómez Farías, 1847 Antonio López de Santa Anna, 1847 Pedro María Anaya, 1847-1848 Manuel de la Peña y Peña.
Y es que el descontrol político y la lucha por el poder nunca los detuvo, los caudillos pretendían imponer su dominio, enfermos de poder; ni siquiera las dos defensas contra España que venía por la reconquista, ni la Guerra de los pasteles, con Francia, que duró un año y costó 600 mil pesos de daños punitivos, ni cuando humillados perdieron Texas, tampoco cuando Estados Unidos se apropió de más de la mitad del país.
Sus ambiciones de dominio en el país eran primero que el pueblo y que los indígenas. ¿Sociedad? No existía.