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Vale la pena ser un ganador

Dr. Arturo Castro.- La confianza del individuo es una característica que lo puede definir como ganador y al ser miembro de la sociedad, esta también gana alcanzando mejores niveles estadísticos en cualesquier área, de esa manera la verdad emerge como un dogma de la personalidad mostrada haciendo descifrable una mejor forma de vida.

La precisión en el viaje de la vida tiene muchos elementos que como componentes deben ser eficientes. Van de la educación a la salud, el trabajo, la recreación y tantos más, verlo como un juego es lo mejor para entenderlo mejor y de ahí los resultados esperados.

La educación pública es gratuita con las cuotas escolares como parte de la misma y que en ocasiones ha generado algún debate sin llegar a nada. El gobierno construye escuelas, genera el salario del personal y paga el servicio eléctrico, lo demás es pendiente de la comunidad escolar que incluye a padres y tutores.

Entonces se presentan calificativamente aquellas instituciones que parece que lo tienen todo y aquellas que verdaderamente no tienen un equipamiento básico para trabajar, esto es igual a nada, ocasionando concurrentemente un bajo aprovechamiento en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En el llamado sector salud existen muchas variantes y más aún opiniones de quienes creen que saben. Se refiere este punto a los prestadores de servicio gubernamentales que operan con presupuestos asignados en consideración a su ubicación, se presume que carecen de medicinas elementales cuando en las calles los vendedores ambulantes las venden al por mayor.

Las banquetas con mercancías muestran medicamentos que claramente dicen propiedad del sector salud, pero esto no obsta para que conste que realmente sí existe la necesidad de medicinas para enfermedades de mayor riesgo, la inversión parece que es solo para cumplir y que el tiempo transcurra en el debate diario que hoy se encuentra en su máxima expresión.

El trabajo es una actividad que deja una remuneración por las actividades realizadas, puede ser formal o informal, permanente o temporal, significando un ingreso para cubrir desde la canasta básica hasta el pago de servicios; en cuanto al ahorro, la probabilidad es casi nula frente al constante aumento de costos de vida.

La generación de recursos es impostergable, de ahí se puede tener una vida plena de bienestar o por el contrario una existencia dedicada al trabajo sin que se vean resultados, es la realidad del pueblo mayoritariamente que ve pasar los años y su entorno es igual o peor a pesar de la declaración oficial de que se es feliz por el solo hecho de serlo, sin los motivos correspondientes.

La recreación se muestra de muchas formas, desde aquella tarde en la banca de la plaza principal observando la realidad citadina hasta una buena comida, un buen espectáculo o un mejor viaje para distracción y reposición de energía para regresar a la brega diaria, distraerse en el festival del pueblo, el desfile de modas o en la caminata por cualquier calle sin tener el problema del tiempo, sirven para descansar la mente y el cuerpo como la noche lo hace.

Para ser un ganador se necesita el deseo de serlo y con ello la dedicación a las tareas emprendidas, aspirando a que las causas se conviertan en hechos y con ello el resultado que impacte la vida propia y la de los demás.

Vale la pena entregarse a realizar los pendientes programados o requeridos en consideración a los tiempos establecidos y no dejarlo para mañana como lo describieron intelectuales mexicanos, dejar la propuesta por la acción que llegue a plenitud para la obtención del mejor resultado.

Vivir una vida con objeto puede llegar a ser la mejor realidad en la que el día y la noche sean de lo mejor aprovechados que incluye una buena jornada de trabajo, alimentándose según el gusto para ir a ver en persona o digitalmente su deporte favorito que incluyen gritos de desesperación y porras para de ahí pasar una buena noche descansando de estas y otras vicisitudes de la vida.

Vale la pena ser un ganador, desde luego creyéndolo a partir de las metas cumplidas y de la aspiración de cubrir otras tantas más; ganar no tiene mayor ciencia que el cumplimiento de las tareas que con dedicación pueden arrojar resultados favorables.

Ganar no es fácil, pero vale la pena intentarlo haciendo de la cotidianidad el mejor escenario, realizando con satisfacción cualquier actividad en el entendido que al final del recorrido se manifiesta el estado de la misma.

La derrota también prospera en el pesimismo, por lo que vale la pena no considerarla a pesar de los intentos de dominación mediática y conurbada que están en el entorno, ser positivo refleja una imagen de satisfacción que no tiene precio, hay que derrotar a la derrota sacando lo mejor de cada quien. Se trata de construir una vida plena, lejos del dramatismo presente en todos lados, darle tiempo al tiempo, ayudándose a sí mismo y a los demás con inteligencia mirando hacia donde se dirige haciendo a un lado las decepciones para dar lugar a la alegría de los hechos consumados.