Inicio FRASEARIO Plan B: Mutilar la democracia para permanecer en el poder

Plan B: Mutilar la democracia para permanecer en el poder

Aída María Holguín Baeza.- Como bien lo dijo Blanche L. Lincoln, para que la democracia en tenga éxito, el electorado debe -por obvias razones- tener fe en el sistema político electoral.

Y con “tener fe”, Lincoln se refiere a la confianza con la que todo sistema electoral debe contar para que, en consecuencia, exista una verdadera democracia electoral y, con ello, aumentar -o al menos mantener- la calidad de la democracia en general.

Por supuesto que, para que eso suceda, lo primero que se necesita es construir y consolidar un sistema electoral autónomo, profesional, imparcial, transparente y competente. Sistema que en México comenzó a construirse con la creación del IFE y se fue consolidando cada vez más hasta evolucionar en lo que ahora es el INE.

De no ser por eso, es muy probable -por cómo eran las cosas antes- que Andrés Manuel López Obrador jamás hubiera podido llegar a cumplir una de sus más ambiciosas obstinaciones: ser presidente de México. Pero eso sí sucedió y así quedó demostrado el buen funcionamiento de la democracia electoral mexicana.

El problema es que López Obrador está enfermo de obsesión, de protagonismo y de poder; una peligrosa enfermedad tripartita que se manifiesta de diversas formas, características propias de López Obrador: Arrogancia, egolatría, hipocresía, mitomanía, manipulación, narcisismo, pedantería, soberbia, odio y autoritarismo.

El asunto es pues que, gracias a la existencia del INE, López Obrador pudo hacer realidad su mayor aspiración política: ser presidente constitucional de México. Y una vez logrado eso se propuso destruir al INE a como dé lugar porque, aunque lo niegue y lo reniegue, de ello depende que pueda cumplir con su nuevo capricho de permanecer -aunque sea de manera “indirecta”- en el poder.

Por eso no es novedad que el presidente López Obrador y compañía concentren sus esfuerzos en desacreditar, deslegitimar o descalificar al INE con el fin de que el pueblo “bueno y sabio” pierda totalmente la confianza en el sistema electoral, y así imponer, aunque sea a punta de planes B y mayoriteos, una reforma electoral a modo y capricho presidencial.

Y es que solamente así, golpeando, debilitando y mutilando la democracia, es como podrían manipular cómoda y tranquilamente las elecciones del 2024; o sea, las elecciones clave para perpetuarse en el poder.

Y sí, como ya se había dicho hace algunos meses en este espacio de análisis y reflexión, el IFE no era perfecto y el INE tampoco lo es, pero eso no es motivo para que en menos de un sexenio destruyan todo lo que, en materia de democracia electoral y participación política, se ha logrado construir, estabilizar y robustecer a lo largo de tres décadas.

A modo de recordatorio, en esta ocasión finalizo parafraseando lo dicho el abogado, escritor y asesor presidencial estadounidense Theodore C. Sorensen: La buena noticia es que una democracia se corrige a sí misma por naturaleza. Aquí, el pueblo es soberano. Los líderes políticos ineptos pueden ser reemplazados. Las políticas tontas se pueden cambiar. Los errores desastrosos se pueden revertir.

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