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En la Hoguera

Dime de qué presumes y te diré de qué careces… Nuestros políticos son geniales, sobre todo en épocas de elecciones o preparándose para las mismas. Se inventan cifras y leyendas que el común de los ciudadanos solo vemos reflejados en sus discursos.

“¡El país está mejor que nunca!, ¡nuestras perspectivas de crecimiento económico son las más positivas del mundo!”, etc. 

Luego la misma imaginación y narrativa de la realidad se desvía a por qué no se cumplieron las promesas y el gobierno federal culpa a los pasados, los pasados culpan a los futuros, los legisladores a los judiciales y finalmente el pueblo se olvida y se concentra en tratar de sobrevivir sin que nadie les reclame a los que prometieron y no cumplieron más que los de la oposición, que ayer eran los que gobernaban y tampoco cumplieron con lo prometido y finalmente no falta quien se alcance la puntada de culpar al pueblo que no se esfuerza lo suficiente. 

Al grado de tratar de convencernos que la corrupción somos todos y los verdaderos culpables de la inseguridad que nos flagela o la pobreza que nos agobia es todo resultado de nuestra falta de compromiso como ciudadanos. 

A ese grado de cinismo llegan más de uno de nuestros gobernantes, a casi el nivel que usted escoja. Ejemplos sobran, la falta de transparencia de a dónde se fue el dinero o por qué no se castigaron a los culpables es un común denominador que ya francamente tiene al ciudadano común cansado y aburrido de tanta verborrea.  

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, nos informa que la expectativa del Producto Interno Bruto de México para el 2023 se redujo una vez más, ahora tan bajo como lograr escasamente y a duras penas el incremento de 1.5%. Hace meses lo habían reducido ya al 2.1% y ahora nos dicen que no será posible.

En el 2022 nos aseguraron que si el PIB del año 2021 era raquítico por motivos de la pandemia, en el 2023 tendríamos un repunte que aunque modesto, sería significativo al lograr un incremento del 2.8% que si bien, no igualaba los crecimientos del 4% de hace años, indicaba ya una importante tendencia a la recuperación.

De los inicios de este 2022 hasta hoy, lo han venido reduciendo al 2.3, luego al 2.1 y ahora nos anuncian un paupérrimo 1.5% con el que nos amanecemos. La culpa la tiene desde la desaceleración de la economía norteamericana, el conflicto en la Europa Oriental y el aumento en las tasas de interés, con la que se ha intentado a nivel internacional el detener la galopante inflación. 

Como ven, en vez de estar nuestros gobernantes peleándose sobre la Guardia Nacional, el ejército y cuanta tontería se les ocurre, no hay nadie intentando aprovechar que los Estados Unidos ya no le compraran sus microchips a los chinos y que sería una magnífica oportunidad para capturar dicho mercado, o aprovechar que como productores de hidrocarburos podríamos vender a los europeos los nuestros a mejor precio que con el que actualmente nos compran nuestros clientes actuales, buscar algo útil con el que pudiéramos incrementar la raquítica y nula prosperidad que nos espera a los mexicanos. Pero parece que estamos negados al crecimiento de nuestros ciudadanos.

El secuestro de la información… Cuando iniciamos nuestras carreras periodísticas, los medios tenían un mínimo de 10 reporteros, que investigaban lo que sucedía y procuraban tener declaraciones de todas las partes involucradas, antagonistas o no y eso nos permitía a través de la investigación y las entrevistas a los funcionarios, mantener a nuestros lectores, radioescuchas o televidentes informados de la manera más completa y más profesional.

Para evitar que se construyeran relaciones entre los informadores y los funcionarios, se rotaban las fuentes, lo cual quiere decir que si lleva tres o seis meses cubriendo las empresariales, el próximo término le tocaría cubrir las educativas y al siguiente periodo las municipales, después las de salud y así con una rotación continua, se lograba además de que todos los reporteros conocieran los secretos de todas las fuentes, en beneficio de las audiencias. 

Tanta información obviamente incomodaba a las dependencias de tal suerte, que encontraron en un aquelarre la forma de limitarla y peor aún de contenerla y manipularla, así que empezaron a prohibir a casi todos los funcionarios el dar entrevistas, limitándolas solo a los elegidos del olimpo, evitaron que tuvieran acceso a documentos que los pudieran comprometer e inventaron los departamentos de transparencia, que en muchos casos y dependiendo de los temas, son todo menos transparentes y contrataron sus propios reporteros que inundan las salas de redacción y las oficinas de los editores con boletines de prensa, con lo que manipulan el qué se puede saber, el cuánto se puede saber y el quién puede saber lo que está ocurriendo. 

De tal forma que en este fin de semana tan solo en nuestra ciudad se llevaron a cabo 19 homicidios dolosos y los boletines de prensa de seguridad estatal nos anuncian como un gran logro que sentenciaron a una persona por matar hace varios meses a su cónyuge. 

En gobierno del estado nos informan que la gobernadora se incapacita por tres semanas, una incapacidad demasiado larga por una cirugía a una simple hernia hiatal y se reservan el informar que la ejecutiva se sometió a una cirugía bariátrica cuyos efectos serán cada vez más evidentes. 

En fin, Usted ya entiende el concepto, por eso no sabemos cuántas víctimas reales hubo en la Sierra pero nos informan que están estudiando con mucho detenimiento si el “Chueco” es el actor principal de un video inconsecuente, inconsecuencia que radica en que a 100 días del asesinato de los Jesuitas aún no tienen (supuestamente) ni idea de dónde, cómo o cuándo arrestar al “Chueco”. 

Si por habilidad, persistencia o suerte los informadores revelan la verdad, entonces tienen contratados miles de bots en redes sociales que retienen la veracidad de lo informado. 

Mientras que el informador da la cara y con toda responsabilidad social de su yo acuso, el bot escondido en el anonimato insulta, injuria y reta a los verdaderos reporteros y lo más triste es que hay audiencia y lectores que se lo creen y terminan por desechar u olvidar la información recibida. 

Ya se cumplió el año en el que se pudo haber llevado a Javier Corral a un juicio político y la comisión en el Congreso rechazó cada una de las cinco demandas. Cuando el periodista se acerca demasiado a la información lo mandan matar y todavía tienen el cinismo de declarar “exigimos que se respete el derecho de la información”. No dude que manden al sicario a dar el pésame a los familiares, a ese grado de descaro hemos llegado.