Dip. Omar Bazán Flores.- En días recientes presenté una iniciativa con carácter de punto de acuerdo para efecto de hacer un llamado a las autoridades encargadas de la gestión del agua superficial y subterránea a fin de que generen un estudio de viabilidad técnica con miras a la construcción de una red de pozos de absorción.
Como bien sabemos, Chihuahua es un estado predominantemente desértico, donde la presencia de lluvias abundantes llega como una verdadera bendición que rehabilita los campos, la extensa sierra, las mesetas, la llanura y los campos agrícolas y ganaderos.
Si bien este año vivimos la presencia y llegada de abundantes y bendecidas lluvias que prácticamente llenaron todas las represas estatales y con ello el estado ve un descanso temporal debido a la larga sequía estacional, no podemos ignorar la cuestión de que la infraestructura hidráulica estatal no es suficiente para hacer frente a periodos de sequía tan extensos y extremos cuando estos llegan a presentarse.
Tampoco debemos esperar a que la red de represas con las que contamos den abasto al consumo de toda la población chihuahuense antes de llegar prácticamente a vaciarlas.
Una red como pozos de absorción sería de gran beneficio, toda vez que en Chihuahua, en promedio, se desperdician hasta 100 millones de metros cúbicos de aguas pluviales anualmente, cantidad que podría abastecer los mantos acuíferos de todo el estado. Sin embargo, no se cuenta con la infraestructura necesaria para que esto suceda.
Chihuahua recibe alrededor de 430 a 450 milímetros de precipitación promedio anual, al agua de lluvia tiene varios destinos, una parte se infiltra al subsuelo, otra se queda encharcada en la superficie y otra más se aprovecha a la alimentación y riego de las plantas, así como a satisfacer necesidades y deficiencias del subsuelo, mientras que una última parte escurre por la superficie, dando como resultado que el total del volumen del agua no se aproveche.
En Chihuahua capital, el agua para consumo humano se extrae principalmente de pozos profundos y existen tantos en este punto que empiezan a presentarse bastantes dificultades para su extracción debido a la sobreexplotación de pozos y de pozos ilegales, mucho destinado al uso agrícola y al industrial.
Esta cuestión ha provocado que los mantos acuíferos hayan reducido sus niveles de forma alarmante, pues lo que antes se encontraba a 15 metros, hoy tienen que buscarlo a 300 metros o más de profundidad, cuestión que además de resultar costosa en demasía, ha dado como resultado una sequía de la vegetación a orillas de ríos, y más preocupante aún, la sequía de los propios ríos.
Estas nocivas prácticas gradualmente terminarán por generar una doble afectación, pues el agotamiento de los mantos acuíferos eventualmente secará los ríos y lagos superficiales, acabando además con la vegetación e incluso especies animales.
Por eso, como una solución a mediano y a largo plazo, se encuentra la generación de una red de pozos conectados a los mantos acuíferos.
El pozo de absorción es un hoyo excavado en el suelo, rellenado con piedras, que facilita la infiltración del agua en el suelo.
Se emplea para evacuar las aguas grises (aguas procedentes de lavabos y duchas y de actividades domésticas como cocinar, fregar, lavar la ropa) o las aguas de lluvia cuando no existen cunetas, canales o redes para desaguarlas. No debe usarse para aguas residuales (aguas grises + aguas negras procedentes de letrinas o servicios) porque contaminarían directamente la capa freática.
Está comprobado que en países y poblaciones donde la presencia de lluvias son eventos ocasionales y no muy frecuentes, este tipo de pozos tienen un impacto positivo increíble, pues les otorgan una opción diferente para el abastecimiento del vital líquido en temporadas de sequías prolongadas.
El pozo de absorción, es fundamentalmente un hoyo, aunque de algunos requerimientos técnicos, que conduce el agua hasta una capa del suelo donde puede infiltrarse más fácilmente que en la superficie.
Generar una red de pozos de absorción en el territorio estatal, no solo ayudaría para tener un mucho mejor aprovechamiento de las aguas pluviales estacionales, sino que además aprovecharía las eventuales nevadas y la presencia de granizo.
Aunado a ello, los mantos acuíferos que abastecen prácticamente a todo el territorio estatal, o al menos la mayor parte, verían no solo una pausa en su decremento, sino una posible y eventual subida en sus niveles por primera vez en décadas, cuestión que lograría asegurar un suministro de agua potable más seguro y eficiente frente al actual, pues como en épocas recientes hemos podido palpar, la sequía a nivel global se presenta cada vez de forma más extensa y devastadora.