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El legado de Alfredo de la Fe

Umberto Valverde.- Después de varios años, Alfredo de la Fe entrega a la música una producción de 11 temas, grabada en los estudios ABC Records de Barranquilla, donde actualmente reside con su esposa Paulina Garcés, quien también colaboró en este trabajo que sorprende no solo por su alto nivel de calidad sino por la propuesta salsera aferrada a las raíces de Nueva York con incursiones en los sonidos contemporáneos; además de contar con varias participaciones de renombre como Gilberto Santa Rosa, quien generosamente vino a hacer parte del video filmado en Barranquilla; Alexander Abreu, con quien alguna se cruzó en un festival, y con su amigo José Alberto El Canario, a quien conoce desde las épocas de la Típica 73.

A esto se agrega el acompañamiento del pianista peruano César Correa, distinguido por Palmieri como un virtuoso de las blancas y negras.

Alfredo se planteó hacer algo nuevo, sin abandonar las raíces que lo convirtieron en una leyenda de la salsa, empezando con José Fajardo, Puppy Legarreta, Eddie Palmieri, quien le dio alas para transformar el violín y llegar a siete cuerdas, con la poderosa Típica 73, con su madrina Celia Cruz, con quien recorrió Europa y, claro, con Fania All Stars.

Por eso pensó en estos cantantes de gran trayectoria y amigos, pero también quiso innovar con Gaby Zambrano, Línica, Edwin Gómez El Fantasma, M.C. Killer, un rapero que lo ajusta bien en el tema que construyeron.

En fin, encontramos desde un tema sofisticado como “Legado” hasta “Bailando suavecito”, que puede explotar en las discotecas de los jóvenes.

A Alfredo de la Fe lo conocí en un verano en Nueva York, en un ensayo en la discoteca El Abuelo Pachanguero de Humberto Corredor. Después, se vino a vivir a Cali para conformar la Charanga de Juan Pachanga, agrupación base de la discoteca de Larry Landa en Juanchito.

Un tiempo después, apareció Héctor Lavoe para quedarse tres meses quedando un mundo de fantasía en la Capital de la Salsa.

Alfredo también vivió una historia larga en Medellín, creó Radio Latina y no le pudo tocar a un Papa. Nació en La Habana, rodeado de músicos, entre ellos Celia Cruz, y años después se radicó en Nueva York, la ciudad que lo puso en el punto más alto de su carrera. Regresó a Colombia, se quedó por Bogotá haciendo trabajos para la televisión y ahora vive feliz en Barranquilla.

Más allá de la amistad que nos une por más de cuatro décadas, mi alegría por esta nueva producción es porque ese niño prodigio que nació en el barrio Lawton de La Habana, no solo es el más virtuoso intérprete del violín en la salsa, sino que tiene la poesía y la capacidad creativa para ofrecernos un producto que nos emociona, que nos toca la piel, el corazón y nos reafirma que la salsa sigue estando viva.