Dr. Arturo Castro.- La política es un inquieto paisaje social, en donde se aprende de la luz espiritual de servir al patrón y al ciudadano, la vida se ve desde adentro y desde afuera caminando y aprendiendo en las calles, en el café y en oficinas inesperadas.
Me gustan el PRI y su ideología, aprendida en la ruta del trabajo sin enfado, con el gusto de estar en un ambiente que propicia identidad, que se deduce en amistad y en un trabajo social sin precaución, la mística política es lo mejor de este ambiente perverso.
Perverso porque es lugar de oportunistas, de ladrones de sueños y de una calificación social de que los políticos son seres negativos frente a la sociedad, los hay, los conozco, pero también existen aquellos sin preguntas ni cuestionamientos.
Políticos limpios, con preparación o sin ella, dedicados a servir, que trabajan con metas sin distracciones, desde el líder de colonia hasta el doctor universitario, cuya ideología nace por inspiración propia y no de las redes sociales de hoy que destruyen lo que hay.
Imaginar lo posible es aquello que se desea, lo que se quiere en un futuro cercano, atentos a un desarrollo institucional, sin desaseos de vividores que dirigen la casa en su propio beneficio y que solo pasan a la historia en un profundo silencio.
El Partido Revolucionario Institucional tiene historia, es parte de ella inscrita en el placer y el dolor de un pueblo aspiracionista y criticado por propios y extraños, el gusto de participar en política es único y posible a partir de comer sapos sin hacer gestos.
El político priista tiene una vida bella porque cree en la influencia de las palabras y de las acciones, vive para vivir la vida de los demás, como no amar lo que se tiene y lo que se quiere, la ideología propone ser lo que se es.
Fui un político entregado, la ilusión convertida en realidad, con aprecios y desprecios, con amores y rivalidades insanas que provocan un fuego irrisorio que decide estar tranquilo frente a los adversarios ladrones de ideas y de cosas materiales.
Reír es un don que otorga la felicidad y la tranquilidad de haber hecho lo mejor posible, el PRI ha sido un partido político que abre despertares nuevos día a día. Despertares que no se olvidan fácilmente.
Los maestros políticos cuya ideología está presente, hicieron su tarea. Abrazo a Porfirio Muñoz Ledo hacia el descanso merecido, el político completo de las últimas generaciones cuyo pensamiento ideológico-constructivista vivirá por siempre.