Dr. Arturo Castro.- El pasado, presente y futuro son tiempos del imaginario y de las realidades, el ser humano entiende que los pasos que da tienen una historia escrita o por escribir, es la esencia de cada quien convertida en sociedad.
Se observa un mundo diferente en cada generación, estudiamos las culturas antiguas como nos estudiarán a nosotros, es el fallo que sin juzgar se presenta cada vez, se entienda o no es un mundo milenario que van de los dinosaurios a los millenials.
La sociedad no conoce límites y cuando se habla de políticas públicas o partidistas menos, todo el mundo cree que sabe aquello de la inmortalidad del cangrejo, se opina diferente para llegar a la misma conclusión.
Es la misma realidad con diferentes percepciones, estas son las que permiten entender lo que pasa, fluyen de la experiencia, educación y forma de vida de los ciudadanos, de ahí la diferencia de opiniones y por ende de conclusiones.
Percibir la realidad a base de mentiras que ofrecen las redes sociales es toda una herejía, pensar que la política es algo malo es denostable, si todo pasa porque la práctica de este arte lo permite y lo permite bien.
Percibir la realidad es un asunto mayor, de aquellas mayorías que la evaden y piensan mejor creer en un mundo diferente, es la fantasía de cada quien, el rol que deciden elegir, es la realidad ajena que Sigmund Freud menciona en sus escritos.
Freud, uno de tantos padres de la psicología, examinó al ser humano desde la observación y los textos antiguos que van de Aristóteles a alguien más, sin conocer a Juan Jacobo Rousseau y su contrato social.
La percepción define la realidad y esta que tiene el sur de México es totalmente diferente a la del norte, aquí se cree en los antepasados, en dioses de la mitología maya y azteca, solo es un paso para conocer las diferentes sociedades del país.
Percibir la realidad, no solo es cosa de sentido común, es creer en aquello que ayude a ser mejor; la política es parte de ello, la amo con pasión sin describir lo que piense cada quien.