Dr. Fernando A. Herrera M.- Detienen al propietario de un crematorio en ciudad Juárez por los 383 cadáveres que no habían sido incinerados, ni sepultados, ni conservados como mandata la ley.
Los cuerpos se estaban pudriendo con los fétidos olores y riesgos para la población por lo insalubre. Lamentable e irresponsable todo ello, desde la autoridad que no da seguimiento a nada.
En este caso debiéramos repartir la responsabilidad entre los tres órdenes de gobierno, pues este escandaloso acontecimiento es inaceptable desde cualquier análisis; pero ni el municipio descabezado por la campaña de su alcalde, ni el Gobierno del Estado por la inacción de la señora gobernadora, y menos los funcionarios federales que no se ocupan más que de la grilla que viene para el 2027.
En qué manos estamos cuando 383 cadáveres pudriéndose pasan desapercibidos y tienen que ser los propios ciudadanos los que empujen a la tortuga de las autoridades que tenemos, para que muevan un dedo.
¡Qué lástima de abandono! ¡Qué pena para los familiares de estos muertos tratados con tal desprecio y descuido!
¡Qué pena el manejo de las políticas públicas en nuestro entorno!
Y es que todos andan haciendo grilla, sin dejar tiempo para atender sus cargos.
¡Pobre Juárez, pobre Chihuahua, pobre México!
¡Ah, pero qué barbaridad! ¡A la hora de recibir la crítica se desgarran las vestiduras!
¡Qué delgada tienen la piel!
Y las familias de estos 383 cadáveres que no le importaron a nadie, ¿Qué explicación recibirán? ¿Y quién se las dará?
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