Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Claudia Sheinbaum se equivocó otra vez. Aunque se dice que el que paga manda, hay algunos países cuyas personas tienen otra cultura y principios muy diferentes a los nuestros.
Al derrumbe de la Línea 12 del metro, con 26 muertos y con la enorme presión social, había que encontrar, con la mayor rapidez, la razón de la tragedia. La Jefa de Gobierno contrató a la empresa noruega DNV, de la que habló maravillas y aseguró que la verdad muy pronto saldría a relucir.
El emotivo respaldo de Sheinbaum a DNV se mantuvo hasta febrero de este año, luego de dos primeros informes, cuando la Administración capitalina, que preside Sheinbaum, quiso frenar el tercer informe porque, de alguna manera, se enteró de su contenido y ordenó un oficio en el que rechazaba “una serie de deficiencias e inconsistencias” en la elaboración del documento.
“Es un informe deficiente, mal ejecutado, con problemas técnicos, tendencioso y falso”, dijo Sheinbaum el miércoles. Se apoyó en la opinión de los secretarios de Obras, de Protección Civil y de Movilidad de su gobierno; y con esos argumentos, la mandataria aseguró que la empresa “no siguió su propia metodología” y le añadió fuerza con el recurso político de siempre. Y dijo sin ningún rubor: “había muchos intereses detrás”, ligados a la oposición y rivales políticos. Igualito que el presidente cuando busca salir por la tangente.
Lo que a Sheinbaum molestó en extremo, fue que en ese tercer informe se le acreditara como responsable por falta del mantenimiento adecuado a la línea; por ello, explotó y rescindió el contrato.
Sin embargo, ese tercer informe se filtró y el periódico El País lo publicó. Sin remedio, Claudia tuvo que darlo a conocer, de ahí que sus bonos andan en valor basura y su ánimo decaído, amén de quedar mal con su mentor, el presidente, con semejante conclusión.
Sobre el desplome de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México, la empresa acusa fallas en inspección y mantenimiento; agrega los problemas de diseño, señala que la construcción no era apta para esos vagones de rieles y, en específico, la falla del supervisor de la obra que no se percató de la falta de los pernos. DNV asegura que, de haberse atendido estos problemas, aún con el costosísimo mantenimiento se “habría podido evitar el colapso de ese tramo elevado”.
Terquedades
Muchos creen que el error original es de Marcelo Ebrard, al cambiar los trenes de ruedas por trenes de rieles, mucho más pesados, pero con tal de inaugurar él, antes de terminar su periodo de gobierno en CDMX, se encaprichó en terminarlo. Ese capricho gestó la tragedia.
El cambio de trenes no era apropiado para la estructura construida, además al instalarlos exigían un mantenimiento muy costoso, que Mancera, sucesor de Ebrard, sí le dio porque sabía lo que podría pasar por el cambio de los vagones. Pero, Claudia, que también lo sabía, escatimó, uno supone que por el Plan de Austeridad, en el presupuesto para mantenimiento, hasta que la línea 12 finalmente colapsó, con el costo de 26 muertos y más de un año sin la línea en servicio.
LA DE REGALO. El día de la tragedia el presidente se apresuró a proteger a su gente, exculpándolos, y se comprometió a que en un año estaría de regreso el servicio de esa línea. Quedó mal el presidente.
¡¡¡Salvemos a México, somos mayoría!!!
Contácteme en:
chihuahuaexpres.com.mx
rancholareyna@gmail.com
fernandoherreram1956@gmail.com
614 235 4796 por WhatsApp