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Toques, toques

El pueblo me silva pero yo me aplaudo. Horacio, poeta romano.

Cuauhtémoc Monreal Rocha.- El Viejo, cuyo nombre todos los mexicanos conocemos, expresó hace días que ojalá los diputados, como borregos (estos sí son de a deveras, no como los europeos), aprueben la reforma eléctrica del caudillo de la 4T y de esta manera, se pongan al lado el pueblo (no dijo cual pueblo) y que se revelen (no dijo de quien), para que cada uno vote de acuerdo a sus convicciones. ¿Tendrán?.

Antes de la  precitada reforma, viene la revocación de mandato, cuyo proceso, de orígen, lo prostituyó el mismo don AMLO, desde “su” palacio nacional  y aún así, el Viejo, no deja de invitar al pueblo, a que acuda a votar y de esta manera, la democracia en este México nuestro, brille con luz propia.

Allá don Andrés. Nosotros, simples mortales pensionados, el domingo 10 de abril. tenemos en casa, una gran fiesta familiar que nos mantendrá sumamente ocupados en el extranjero; además eso del pueblo, no sabemos cómo interpretarlo para definir a cuál pueblo pertenecemos, por lo que mejor sería, que cada “mecsicano” decida su democracia, pero sin adjetivos.

O bien, actuar como lo hicieron ellos (los López), al principio del coronavirus:

Primero.- Los ciudadanos no estamos obligados a participar en esa farsa politiquera.

Segundo.- No hay evidencia científica que pruebe que sirva de algo para la democracia, la  “pseudoconsulta”, mucho menos para los ciudadanos.

Tercero.- Por el bien de todos, primero los pobres, ¡perdón!, por el bien de todos, mejor quedémonos en casa y dejemos que morena y el viejo o el viejo y morena (se vale incluir a la “Chimbaun”), celebren con tlayudas o doraditas, su triunfo “democrático”, después de las siete de la tarde del día 10 de abril. 

Remate a una mano: Hay los diputados. Toques, toques, o se unen con el pueblo de AMLO y aprueban la reforma “eleitrica” o se convertirán, según tesis presidencial, en traidores a la patria, a Lázaro y al otro López, Adolfo. Vale.

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