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Realidades

Jorge Quintana.- La vida cambia, se trasforma diariamente y nuestra realidad va adquiriendo distintas tonalidades durante el transcurso del tiempo, cada minuto es diferente, cada hora es otra y cada día hay otra versión del hoy.

Luego, entonces, mañana será otra realidad en el devenir de nuestras vidas, por lo que debemos enfrentar ese cambio con inteligencia, con habilidad de supervivencia, de adaptación, para que no nos sorprenda el presente añorando el pasado y pensando un futuro que aún desconocemos.

En la niñez esperábamos largo, muy largo tiempo para que llegara la época navideña, la fecha en que estaría llena de sorpresas la casa familiar, la familia misma, el retorno de seres cercanos, ausentes por estudios o cualquier otra causa; convivir y descubrir que al otro día nos esperaban más sorpresas, más juegos, más goce.

Ahora pensamos, como escribió el poeta español del prerrenacimiento Jorge Manrique, que todo tiempo pasado fue mejor, pero lo que vivimos en un instante, al siguiente ya es tiempo pasado, ya no se repite, ya la realidad es otra.

Estemos preparados para disfrutar, entonces, los minutos, los segundos, los días y los años que vienen a nuestra vida, porque tampoco sabemos cuándo termina la cuenta.

Demos a las cosas su verdadero significado y encontremos en los detalles, en los instantes de alegría, los motivos suficientes para ser un poco felices, que ya pasados, solo serán nostalgia.

Que las circunstancias que nos toca vivir hoy, no echen a perder nuestro carácter o nuestra paz interior, porque van a suceder independientemente de nuestra voluntad. La violencia, la incapacidad de unos y los aciertos de otros, sus errores, son consecuencia de decisiones ajenas a nuestro arbitrio, no tomemos como propios los yerros de otros.

Cada quien debe asumir las consecuencias de su proceder, debe pagar por sus errores y ser recompensado por sus aciertos, pero no somos los responsables de ellos, solo de nosotros mismos.

Cuando tomamos conciencia del presente, debemos utilizar esas vivencias y experiencias para tratar de diseñar el porvenir, no hay que echar en saco roto el ayer, solo aprovechémoslo para labrar un futuro más seguro, cuando menos, mejor que el hoy.

Hay que vivir y disfrutar el presente con una actitud mejor a la de ayer, para que podamos ir por la vida cosechando alegrías y acumulando buenos recuerdos.

Es muy fácil que la prisa que reina en estos tiempos, como si el apurar las cosas las mejorara, invada el ritmo de la vida, pero recordemos, solo vivimos una vez, hagámoslo con la calma que requiere, para poder disfrutar las bondades que resultan de nuestra calidad humana.

Reconozcamos nuestra humanidad para reflexionar acerca de la capacidad que tenemos para dar, para colaborar a que la sociedad mejore en su desarrollo humano, solo podemos dar lo que tenemos, aquello de lo que carecemos, no podemos compartirlo.

Reflexionar ahora sobre la realidad y el futuro que podemos legar a las nuevas generaciones, debe ser prioridad en nuestro breve paso por esta vida, lo demás son solo sueños y los sueños, sueños son.

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