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Quita el problema de tu abecedario

Nutola Vida.- La mente crea desvíos de atención convirtiéndolos en cargas. Cada quien, dependiendo de las necesidades emocionales que se encuentre en el presente, le va dando forma a una preocupación. 

La familia, la amistad o la relación emocional son los personajes principales en donde se acumula este aspecto. Mantener a los padres siendo un hijo de 18 años genera una responsabilidad ajena en donde el joven halla como beneficio para cumplir esa labor social, buscar trabajo por encima de dedicarse por completo a estudiar en una universidad, eso permite el generar un desvío radical de atención.

Mantener a una pareja por voluntad o por obligación asumiendo a tan temprana edad un hogar, esto promueve a frenar la realización personal. Y por último, cuando no se es exigente con la toxicidad de las amistades que aportan indiscutiblemente a la evolución de la mediocridad.  

La autoformación es un punto de escape en donde los pensamientos hacen fila para ser escogidos y lanzados a la modificación, a la eliminación y al olvido. No es fácil asumir un proceso tan exigente. Esto sucede cuando la observación hace presencia en un proceso de análisis.

Estar frente a un espejo, revisarte la ropa, el rostro, y hasta la nariz, es lo que constantemente llevamos a cabo y hace parte de nuestro diario vivir, si esa acción ya es un complemento fundamental para estar cómodos y tranquilos, también debería hacerse una revisión interna.

Analizar lo bueno que está en tu personalidad, lo malo que se incrusta en tu carácter y el obstáculo intenso que se acumula en tus defectos mentales (sobre esto me refiero a ser cuadrado y no tener una visión más amplia de la vida), es autoformarse, concepto que es totalmente independiente a la formación académica que se recibe en una universidad. 

Estudiar las emociones positivas como lo es la felicidad, precisamente sobre en qué momento sobresale, brota inconscientemente o se transmite al prójimo que nos acompaña, es la conexión crucial y directa de eso que ves en tu rostro cuando te miras al espejo.

Estudiar el amor sobre a quién se lo comparte, si lo descargas para aliviar algún corazón o se lo regalas a un niño externo o a tu mismo niño o niña interna, es los que ves en tu cuerpo con su vitalidad, y el brillo de tu piel cuando te miras al espejo. 

Definitivamente el amor y la felicidad son la receta verídica del rejuvenecimiento, del ambiente puro, y la purificación mental que existe en cualquier vida humana. 

Estudiar las emociones negativas, por lo menos dos que hayan sido detectadas a la frustración o la supuesta mala suerte que se tenga en un ámbito laboral, académico o emocional, es parte de un crítico proceso de cambio. 

Enojo o resentimiento, envidia o ambición, celos o inseguridad, presunción o el mal uso del ego, cada paso que se ha dado en tus años de edad, ha sido un reflejo de la tarea mal hecha o bien hecha que te has dedicado a hacer. Observarte, analizarte y perfeccionarte, son los motivos que nos permiten autoformarnos.  

Agarrar el pensamiento y limpiar los quiebres donde fluye el negativismo o pesimismo, es una postura directa a corregir el concepto y la esencia del problema. 

¿Tienes noción de cuáles son las palabras más utilizadas en tu alfabeto? ¿Son más o son menos las que se dirigen hacia la bondad?

El término Problema debiera utilizarse en comprender que no sabemos mucho de nosotros, y que sí es un problema el que nos veamos demacrados, chupados, o viejos, por no detectar o hacer la tarea de hallar la emoción, acción o pensamiento que nos está impidiendo evolucionar, y que solamente en nuestro abecedario las palabras que se repiten tanto sean: tengo problemas, y lo más lamentable es que se cree que son problemas externos (casa, deudas, trabajo) a lo interior, lo que se concentra en nuestra alma. 

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