Dr. Fernando A. Herrera M.- Resulta que hay, ¡Uyy que novedad!, ¡casinos que lavan dinero! Un rubro que maneja enormes cantidades de dinero, producto de una enfermedad que se conoce como ludopatía, y que propicia que muchas personas pierdan hasta la camisa.
Pero aunque es un negocio súper rentable y esquilma a millones de personas todos los días, hay otro negocio soterrado, escondido entre las ganancias de esos casinos. El dinero sucio proveniente de actividades que usted imagina. Y se lava en estos casinos.
Y ese dinero se manda a paraísos fiscales para evadir los impuestos que debieran pagar los juegos de azar en México.
Esta nueva investigación pone en evidencia a Olga Sánchez Cordero, Adán Augusto López, Luisa María Alcalde y, de pasada, se lleva de corbata, a Pablo Gómez y a Santiago Nieto, quienes desde sus puestos en la Unidad de Inteligencia Financiera, pues todo esto les pasó de noche. O les dejó ganancias inconfesables.
Bien por la Operación Casinos, pero muy mal si a esta investigación le pasa lo mismo que a la Operación Barredora, o a la Operación Diésel y Gasolinas de Contrabando, o al seguimiento a los nuevos híper millonarios que resultan excelentes notarios, consejeros y ganaderos, que ganan millones, como Adán Augusto y los hijos de AMLO que, también, sin trabajar, se han vuelto súper, súper millonarios.
También hay muchos otros casos que se abren carpetas de investigación, pues poco a poquito los manda a dormir el sueño de los justos. Así como se llama la novela de Albert Camus.
Red huachicolera
En la red de contrabandear diésel y gasolinas, Chihuahua a la vanguardia. Uno de los estados con mayor contrabando de diésel y gasolinas es Chihuahua, a través de Ciudad Juárez y Palomas.
En Juárez son varios puntos de salida conectados con Texas, y Palomas por Nuevo México.
Son incontables las pipas que entran cada día para abatir el desabasto por la escasa producción de crudo en Pemex y la mínima producción de estos combustibles en las refinerías mexicanas.
Es decir, se trata de una necesidad imperiosa de combustibles para que el país funcione, y que están surtiendo a través del contrabando con el daño muy grande a la hacienda pública al declarar que lo que traen es otra cosa. Y no es que sea un engaño, es que se trata del negocio en el que todos están metidos.
Empezando por militares de alto, mediano y bajo rango, policía municipal, policía estatal, Guardia Nacional y, por supuesto, los alcaldes que pecan por omisión o cooperan por la parte que les toca.
También estaría Loya de la Policía Estatal, Jáuregui de la Fiscalía, Pérez Cuéllar de la presidencia de Juárez. La Guardia Nacional por las vías de pavimento y las que corresponden al tráfico por Palomas que, seguro, ni les informan a los alcaldes, quienes, al ver pasar un convoy con soldados, solo se azoran y ni preguntan.
Los tres órdenes de gobierno se han de sentir salvadores del pueblo por cubrir el desabasto, aunque de pasadita se roben una lanita que se suma a lo que han logrado día a día rentando polis o dando un empleo a quien compra una charola y el uniforme. Y si se mocha bastante hasta comandante puede ser.
El huachicol de contrabando es un negocio que no había sido visualizado y debe tener años en operación porque la gente usa gasolinas y/o diésel. Y si México no produce suficiente, lo que menos importa es quién la traiga.
Habiendo gasolina en la estación de servicio no hay bronca, el municipio, el estado y el país caminan, aunque militares, policías y funcionarios se vuelvan híper millonarios a costillas de la hacienda pública. Todo esto ocurre a diario, pero mientras tanto, la presidente se queja de la derecha, de la generación Z, de la CNTE que le mandó AMLO y cree que eso es gobernar el país.
Ojalá despierte y se dé cuenta de que su misma gente la distrae y la traiciona.
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