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Nicolás Bravo

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Nicolás Bravo, político y militar de los llamados caudillos que en la guerra por la independencia penetró al círculo del poder.

En un país que pretendía dejar una monarquía para crear otra independiente de España, Agustín de Iturbide se aprovechó de todos, aunque muy poco le duró el trono, porque ya destronado y después fusilado, dio pauta para que se iniciara una república en la que las peleas eran por el poder mismo. Unos querían concentrar el poder, otros ser federalistas con estados libres y soberanos.

Bravo fue parte del triunvirato junto a Guadalupe Victoria y Pedro Celestino Negrete cuando depusieron a Iturbide. Bravo también era dirigente del partido de la logia escocés que impulsaba el centralismo.

Como en estos días, porque si echamos una mirada, todos nos damos cuenta que los gobernadores son marionetas del actual presidente y lo fueron de los anteriores. Desde Iturbide, Juárez, Díaz, Venustiano Carranza, Lázaro Cárdenas y Andrés Manuel sigue a los neoliberales que tanto dice odiar, ordena todo a los 23 afines a Morena, y a los demás, al que no lo sigue, solo le da el mínimo de recursos, como a Chihuahua.

Bravo participó como candidato a la presidencia desde las primeras elecciones en 1824, pero le ganó Guadalupe Victoria. Como resultó ser el segundo mejor votado, asumió como vicepresidente; sin embargo, su ambición se impuso, y sin éxito, intentó derrocar por las armas a Guadalupe Victoria.

Aquel primer presidente lo tenía en gran estima y no aceptó los consejos de su ministro de Guerra, quien le pedía aprehenderlo antes de la rebelión. Guadalupe Victoria le escribió a su ministro de guerra diciéndole: “Para que se justifiquen, las providencias del gobierno contra el señor Nicolás Bravo, es indispensable que él mismo ponga en evidencia su conducta a los ojos de la nación”.

Así fue que Nicolás Bravo y su grupo fueron vencidos. Reaparecería años después para defender la patria de la invasión de los Estados Unidos y en la defensa del Castillo de Chapultepec. Lograría ser presidente en tres ocasiones.

Es duro darnos cuenta, que la historia que nos contaron era falsa, que los caudillos peleaban el poder, por el poder mismo, nunca por la entonces llamada plebe y menos por la menospreciada indiada. La democracia y las elecciones eran con unos cuantos votos de los estados o del Congreso, pero la gente no tenía un lugar, no contaba, nadie pensaba en ellos.

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