Dr. Fernando A. Herrera M.- Andrés Manuel prometió gobernar para todos los mexicanos. Algo que todos los presidentes siempre dijeron y que nunca cumplieron.
México debería ocupar un lugar preponderante entre las naciones, pero más que eso, muchos mexicanos debieran vivir mejor y eso nunca ha pasado porque nadie ha tenido la visión de conectar con el largo plazo, debido a que cada uno destruye lo que hizo el anterior en una lucha de egos incomprensible.
Andrés Manuel fiel al viejo estilo de los políticos mexicanos: llegó destruyendo todo lo establecido porque lo que él cree que es lo mejor para México es lo que se debe hacer y todo lo que hicieron los anteriores está mal.
Con esas ideas, lo primero fue establecer una retórica que ha polarizado al país, siguiendo la máxima de divide y vencerás: en siete años ha logrado dividir a la sociedad entre «conservadores» o “fifis” y “chairos” o pobres, seguidores de la «cuarta transformación».
Su austeridad franciscana tiró a la basura miles de millones de pesos de un aeropuerto casi terminado y construyó otro que no funciona.
También se empeñó en una refinería en Dos Bocas que construyó en un pantano y cada rato se inunda, hubo compañías de Noruega que ofrecieron construirla por 12 mil (millones de dólares), pero prefirió hacerla con los amigos de su régimen, de sus hijos y con soldados, con lo que lleva tirado el doble de dinero y no consiguen refinar nada.
Puro dinero tirado a la basura… aunque no todo.
Hoy, sus hijos nadan al estilo Rico McPato en un dinero que jamás soñaron.
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