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Las Patronas. Otra visión

Alejandro Cortés González-Báez.- Entre tantas historias admirables que podemos encontrar en YouTube, aparecen varios videos del famoso grupo de mujeres conocidas como “Las Patronas”. De entre ese material puedo recomendar dos de forma especial: “Las Patronas: tender una mano al migrante” y “Norma Romero (Sub) | CDI 2016”.

En los meses anteriores —y antes de la pandemia del Covid-19— el asunto de las caravanas de migrantes que atravesaban nuestro territorio se convirtió uno de los temas más tratados y controvertidos en los medios, redes, conferencias y las charlas de café. Las opiniones eran de todos los colores, sabores y tamaños imaginables.

Algunos se subieron hasta la punta del asta bandera nacional, vestidos con el patriotismo más recalcitrante y dispuestos a defender —con su sangre si fuera preciso— nuestra autonomía, nuestros puestos de trabajo, nuestra seguridad nacional… y la tranquilidad en las calles.

Considero importante reconocer que entre los argumentos esgrimidos algunos son de mucho valor, bien argumentados y convincentes. Otros, sin embargo, rayaban en categorías de racismo y desprecio al ser humano. 

Aquí cabe considerar que los migrantes no son exclusivamente los centroamericanos y sudamericanos que necesitan pasar por nuestro país para poder llegar a un destino que se les aparece como el sueño donde podrán hacer una nueva vida para ellos y sus familias, son también los millones de mexicanos que ya consiguieron llegar a ese otro país para trabajar y que han estado colaborando en él para hacerlo lo que es.

Es curioso que no nos moleste que los mexicanos, que viven y trabajan en Estados Unidos, y mandan mes a mes grandes cantidades de dinero a sus familias, hayan logrado establecerse en aquel país. Tal parece que nos portamos como los niños que se arrojan al suelo cuando se rompe la piñata para acaparar todos los dulces y les molesta que otros intenten robarles su tesoro.

Por supuesto que entre los extranjeros que migran por México hay algunos que son delincuentes y oportunistas, pero recordemos que cuando generalizamos cometemos grandes injusticias.

El propósito de estas líneas no es convencer a nadie de que nuestra nación deje de ser un país para convertirse simplemente en un pasillo que conecte Centro América con los Estados Unidos; sino invitar a los lectores a que vean —con espíritu abierto— los videos arriba mencionados y puedan aprender unas lecciones de virtudes que, sin duda, todos necesitamos; como la solidaridad, la comprensión, la fe en Dios, el espíritu de servicio, la perseverancia, la generosidad, la misericordia y otras muchas, de gente que, sin los medios y las comodidades a los que muchos estamos acostumbrados, llevan muchos años haciendo actos heroicos de manera natural.

He de reconocer que a mí estas hermosísimas personas, me han enseñado mucho. Le pido a Dios que me ayude para no olvidar estas grandes lecciones.

www.padrealejandro.org

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