Dr. Fernando A. Herrera M.- La Fiscalía sigue el camino de la política de no hacer olas. Nada hay que empujar, nada hay que jalar, nada hay que mover y que lo más importante está por venir.
Los asuntos del pasado carecen de importancia; los del presente, aww, con esta capita es suficiente para sortearlos, porque lo que importa es lo que sigue y eso exige apaciguar el ruido.
Que los cadáveres de la funeraria en Juárez, ¡va!, poco a poco se olvidan. Que un policía también de Ciudad Juárez resulta que era uno de los criminales de una familia que sufrió la pérdida de inocentes criaturas y sus madres, ¡bueno!, ya está en prisión.
Ahora hay que cubrir y ocuparse del escándalo. Necesitamos controlar el clima político y para eso hay que procurar que nada nos mueva el agua, nadar en silencio, sin ruido, sin olas.
Hay que irnos de aquí sin broncas para respirar los aires frescos que nos esperan, aunque atrás quede la impunidad de quienes hicieron daño al equipo.
Atrás dejaremos a quienes abusaron del poder violando derechos fundamentales, torturando y extorsionando a quien se les dio la gana o se les puso enfrente. Pero es mejor no hacer olas.
Porque nos guste o no, el enemigo está protegido y es mejor dejarlo en paz. No vaya a ser y nos caiga otra vez. Con pena y todo, pero mejor agachar la cabeza para seguir adelante, al cabo que no pasa nada.
“Chihuahua camina hacia el progreso, y en santa paz”.
Pero parece que no conocen al enemigo. Si creen que con eso se va a quedar en paz, nunca, y lo saben… ¡Nunca olvida!
Dejar pasar…
La gobernadora Maru Campos está dejando suelto el changarro y el manejo de la política en aspectos neurálgicos. Uno de ellos es el asunto del poli de Ciudad Juárez, que resultó ser un sicario de los que masacraron a una familia de niños y sus madres.
En este lamentable caso debería ordenar una investigación de los elementos policiacos que están en activo, pues no se entiende cómo diablos se les coló, dejando en ridículo absoluto el disque control de confianza que supuestamente realizan.
El otro tema que están dejando pasar es el sistema de operación de los crematorios en el estado, pues no hay hasta ahora un anuncio serio de qué van a hacer para sanearlo.
Si 386 muertos apilados en descomposición no ameritan una revisión interna de los protocolos de trabajo de esos servicios, entonces ¿cuáles?
Parece que estos asuntos carecen de la importancia suficiente como para una intervención directa y drástica que les pongan remedio.
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