Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- La ignominia a la que llega una persona por obtener el poder, es indescriptible.
Ayer tapados, hoy corcholatas; pero no les importa cómo los llamen, ni cuánto los humillen, baste recordar que Luis Echeverría le pelaba naranjas a Irma Serrano, o cómo el esposo de la autora del libro “Rey del Cash” le limpiaba el calzado a Andrés Manuel.
Hoy, Claudia, Marcelo, Adán y Ricardo, no entiendo cómo soportan esa ignominia para ganar el favor del dedo presidencial y ser candidatos de Morena para hacerse del Poder.
La condición humana carece de límites. Veamos cómo se humillan y dejan que los muestren como changos de circo para hacerse de la Presidencia. Pero eso ocurre nomás ahí, sino en todos los niveles de empleos de un gobierno, sea municipal, estatal o federal. La gente se deja maltratar y humillar por conservar un empleo. ¡Pobre México!