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Justicia Social: ¿Falacia manipuladora?

Marcos Barraza Urquidi.- Después de más de 100 años de discursos post-revolucionarios, todos los mexicanos “semos” de izquierda, lo traemos ya en el ADN, pensamos como comunistas, pero, ¡Claro! vivimos como capitalista. Tontos, tontos no somos; además, nos gusta que nos vean como magnánimos y benevolentes, luego, amamos a los pobres, bueno, en el discurso, porque en el día a día nos importan un rábano.

Todos nuestros políticos, no importa el partido, alzan la bandera de redención de los pobres y levantando la mirada al cielo y con los ojos lagrimeantes gritamos: “Primero los pobres”. “Rebasaré a la izquierda por la izquierda”. “Por los que menos tienen”. “BUA BUA BUA”. “Snif Snif snif”. Si no dices que vas a luchar por los pobres, ni tu mamá votará por ti.

Y es que a fuerza de un intenso adoctrinamiento centenario ya convertimos en dogmas inamovibles la idea de que el pobre es bueno y sabio, luego el rico es malo y el empresario explotador y el empleado oprimido.

Recuerdo cuando Calderón arrancó su campaña ante una multitud de 30 personas, incluyendo su Staff y anfitriones. Inició un emotivo discurso sobre la dignidad humana, la gente lo veía con el ceño fruncido y se preguntaba: ¿Andará borracho Felipe? Hasta que finalmente le hizo caso a un experto en marketing político y cambió su lema a “Rebasaré a la izquierda por la izquierda” y se convirtió en el Santa Claus de los pobres.

Ha sido tal la propaganda izquierdosa que ya pensamos con sus dogmas y los aceptamos como verdades divinas e irrebatibles. Por ejemplo, el dogma de “la Justicia Social”, plenamente aceptado como el acto de robarle el fruto de su trabajo a la gente para darle una pequeña parte a los holgazanes para que mantengan a los mesías en el poder y quedarse con el resto.

Claro que no lo dicen en esas palabras sino con elegantes y complicadas frases engañabobos que se lo tragan sin masticar la mayor parte de los mexicanos y las defienden a rabiar. Es sacrílego decirlo en los términos anteriores y como respuesta en forma automática bañan con insultos al que se atreve a dudar de esos dogmas… Pero…

¿Qué es justicia? La definición más ortodoxa de Justicia es la idea de equidad, imparcialidad y moralidad en la aplicación de una ley. Esto nos lleva a la primera pregunta: ¿Hay equidad en que unos mantengan a otros? Dicho en términos vulgares: ¿hay igualdad ante la ley para quienes trabajamos y quienes solo estiran la mano al gobierno por una dádiva que los políticos nos arrebataron por la fuerza de los impuestos? Evidentemente NO. Lo más grave de este robo es que desalienta a las personas a trabajar duro y castra al pobre para salir de su pobreza.

¿Es imparcial? Tampoco, porque solo ve una parte de la ecuación. Unos tienen que cargar a otros. ¿Es moral? Claro que NO. En el Sermón de la Montaña, Jesucristo dijo: “Dar de comer al hambriento”, “Dar de beber al sediento”, en ningún momento dijo mantened al huevón.

Lo que hacen estos políticos con nuestros impuestos es un robo a mano armada (el arma de los impuestos), cuando son los principales beneficiarios de estos dineros y lo otro es una caridad forzada a cambio de votos.

Así que debemos de entender que quitarles su dinero a unos para dárselos a otros no es justicia social sino un robo descarado y esto no significa que no debamos ayudar a los que en verdad lo necesitan, pero esta ayuda debe ser de la sociedad a la sociedad y donde haya un compromiso de las dos partes: por un lado, trabajar para que haya oportunidades de desarrollo para todos, pero que esos todos tomen esas oportunidades para salir adelante y no sean una carga perpetua para la sociedad.

Es tiempo de limpiar el cerebro de toda esa basura socialistoide que llegó con la revolución y anida en nuestra mente como un cáncer que nos evita desarrollarnos en grande, ser el país que alguna vez soñaron nuestros padres, un país rico y generoso y no una mierda socialista de miseria y decadencia.

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