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Juárez, la otra ciudad de siempre

Dr. Arturo Castro.- La mejor frontera de México, conocida por ser industrial, con una migración permanente y un desarrollo político innovador en aquellos años 80, es la misma de siempre. Ciudad Juárez, que está entre las diez ciudades más grandes del país, se queda chica respecto a su nivel de vida.

Son muchas las historias acerca de las ideas para mejorarla que van desde vías férreas, ciclovías, maratones y centros de convenciones. La sociedad desea el cambio transformador en cada elección, los empresarios no se unen y siguen dispersos, cada quien en su lucha como lo hacen los políticos desde las diferentes trincheras partidistas.

Ciudad Juárez no llega a ser “number one”, como lo quiso Juan Gabriel; bueno tal vez sí, cuando la calificación se realiza con el corazón y no con el cerebro. Los problemas cotidianos se conocen desde hace décadas, son los mismos a pesar del cambio de actores.

Problemas que pesan para lograr una verdadera ciudad próspera en todos los aspectos, se pelean por El Chamizal sin saber qué hacer con él, los semáforos son eternos, ya sea a favor o en contra de cualquier conductor, los baches, la basura, la urbanidad son asuntos olvidados.

Las políticas públicas de los tres niveles de gobierno son insuficientes, la costumbre de ver lo que se ve se hizo ley, como en Anapra, que sigue siendo una colonia olvidada, con calles de arena, con un drenaje derramado todo el tiempo.

Anapra y su nivel de vida es deplorable, solamente lo ven los discursos políticos, pero no las acciones que pongan un aliento de bienestar social, basta ir y comprobar lo que nadie sabe y todo mundo ve. Es la eterna normalidad como forma de vida establecida.

Ciudad Juárez y su polémico transporte público, cuestionado a través de las décadas sin que se produzca un cambio, los gobiernos no lo hacen porque es un sistema que se come cualquier intención y es cuando las ideas se quedan como tales.

Muchos lugares emblemáticos de la ciudad están olvidados, se vive una vida cotidiana como si fuera la mejor y en donde la violencia está presente con mayúsculas, muchos medios de comunicación se han convertido en canales de violencia, de ese fenómeno que propicia una sociedad enferma, como diría el periodista Manuel Buendía, horas antes de su propio asesinato.

El problema que nadie reconoce y que es una gran solución es la identidad. Ciudad Juárez no la tiene. A envidia de la ciudad de Chihuahua, tenemos desde indios, bravos y jefes en los equipos deportivos representativos, por ende separadamente.

Cuando pasa algo, diría un vecino a otro, no es mi problema. ¿Entonces cuál identidad, cuál solidaridad? Ello no deviene de algún político o de algún partido, es una cultura cuyo responsable es cada quien y cada cual.

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