Dr. Omar Bazán Flores.- Aunque los cambios en el ámbito local no siempre se concretan de manera inmediata, en el escenario global ya se han dado pasos importantes que marcan el rumbo hacia una transformación sostenible y eficiente del sector agrícola. Existen avances tecnológicos disponibles en la región que permiten una evolución de cómo se encuentra nuestro agro.
De acuerdo con BID Invest, miembro del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo, soluciones como el riego inteligente, la trazabilidad digital, sensores en campo y el uso de imágenes satelitales o drones, ya están al alcance del agro en algunos países. Estas herramientas no solo optimizan procesos, sino que también permiten tomar decisiones con base en datos precisos y en tiempo real, lo cual redefine por completo la competitividad del sector.
La investigación ha definido que la transformación digital redefine la competitividad agrícola en América Latina y el Caribe. Entonces, cada vez que una empresa agrícola decide cuándo regar, qué insumos aplicar, cómo comercializar o transportar su producción, el uso de datos y soluciones tecnológicas al servicio del negocio se convierte en una ventaja competitiva clave.
La investigación sitúa los cambios ambientales como retos en la producción, pero también enlista los desafíos crecientes como la inseguridad alimentaria, la volatilidad de precio y el aumento de regulaciones.
“Frente a este panorama, las herramientas tecnológicas ofrecen soluciones prácticas que ayudan a reducir desperdicios, optimizar procesos y elevar la calidad de los productos comercializados”.
Aunque un Estado o país tenga la voluntad de aplicar en lo micro o en lo macro este modelo, o bien la disponibilidad de los recursos humanos y financieros, su implementación no ocurre de manera automática. Habrá obstáculos internos, tales como la falta de una visión estratégica clara, las limitaciones presupuestarias, los sistemas tecnológicos obsoletos y la escasez de talento especializado.
Pero también se suman barreras externas, como la baja conectividad en zonas rurales y un ecosistema de innovación aún fragmentado.
En el estudio se comparte que la integración de soluciones tecnológicas en el núcleo del negocio agrícola redefine la manera de liderar y gestionar.
Las empresas que adoptan este enfoque comienzan a tomar decisiones respaldadas por datos precisos, lo que fortalece su estrategia y les permite operar con mayor eficiencia, enfoque y visión a largo plazo.
A medida que el uso de datos y la información contextualizada se incorporan en los procesos productivos de una empresa, tanto las decisiones estratégicas como las operaciones tácticas evolucionan: se ajustan los calendarios de riego, se dosifican mejor los insumos, se organiza la logística con mayor precisión y se documenta el desempeño ambiental de manera sistemática.
El resultado es una mejora integral que se refleja en mayor productividad, mejor eficiencia operativa, reducción de riesgos y aprovechamiento de sinergias a lo largo de la cadena de valor. También se eleva la calidad de los productos y se fortalece el cumplimiento de estándares de sostenibilidad, lo que permite optimizar el uso de recursos escasos como la tierra, el agua y la energía. Es menester de las instancias gubernamentales, en unión con el sector ganadero y agrícola, que se exploren opciones para fortalecer nuestra vocación productiva, sortear los recortes federales a los subsidios y seguir siendo líderes referentes.