Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- El gobierno de Díaz Ordaz siguió el “desarrollo estabilizador”, con Antonio Ortiz Mena, en Hacienda, y el PIB creció del 6 al 8%, la inflación se mantuvo en 2.7%.
Pese al crecimiento económico, prevaleció la pobreza, la desigualdad entre los pobres de áreas urbanas y rurales. El empleo no apareció y el presidente no pudo crearlos. Le tocó celebrar Los Juegos Olímpicos de 1968. También la Copa Mundial de Futbol de 1970.
Díaz Ordaz ordenó la represión de los movimientos estudiantiles de 1968 y autorizó el operativo militar “Galeana”, que causó la Masacre de Tlatelolco, con cientos de muertos, heridos y detenidos.
El 1 de septiembre de 1969, con cinismo dijo: asumo la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica, por las decisiones del gobierno en los sucesos de Tlatelolco. El Comité Pro Libertades Democráticas afirma que Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez son responsables de la matanza del 2 de octubre de 1968 y, por lo tanto, responsables del genocidio.
Cuando México reanudó relaciones diplomáticas con España, a la salida del dictador Franco, Díaz Ordaz fue nombrado embajador, pero no aguantó los reclamos públicos de los españoles, tanto por la matanza de Tlatelolco como por sus amoríos con Irma Serrano. Renunció y se retiró a la vida privada.
Díaz Ordaz traicionó a México porque colaboró con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Su código era Litempo2, porque Litempo1 era Emilio Bolaños, su sobrino, que fue conducto para entrar a la CIA. Murió el 15 de julio de 1979 en la Ciudad de México, por cáncer de colon y asma. Él y su familia reposan en el Panteón Jardín en la Ciudad de México.