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En la Hoguera

El que se excusa, se acusa… Ahora resulta que la causa y principal motivo de que el estado entero se encuentre inmerso en una ola de sangre, actos criminales y asesinatos en lugares públicos y hasta dentro de sus propios domicilios, es el resultado de que se hayan limpiado los Centros de Readaptación y Reinserción Social del estado.

Ahora resulta que la violencia en las poblaciones del estado, son las réplicas de la metida en cintura y el fin de la venta de los privilegios en los centros penitenciarios. ¡Qué bárbaros! Que los compre quien no los conozca, ya estamos cansados, nos tienen hasta el copete de respuestas facilonas, que insultan la inteligencia de los ciudadanos, estamos seguros de que usted ya pensó en más de 30. Por morbo, por ver si coincidimos, enumeramos unas cuantas:

Primera. La limpia en las cárceles se viene dando desde hace tres semanas, la violencia en las calles lleva ya años y dos administraciones.

Segunda. Si las autoridades establecieron que el control del crimen organizado se llevaba desde el interior de los penales, la reincidencia en los crímenes solo puede significar que, aún en contra de lo que ellos mismos declaran, no se ha establecido el control dentro de los penales o bien que no es cierto que los penales eran la comandancia de los grupos criminales. Pues aunque ya están controlados, según la misma versión del gobierno estatal, los actos de violencia siguen sucediendo.

Una tercera posibilidad sería que ni la gobernadora, ni el fiscal ni mucho menos el secretario de seguridad pública tienen el control de sus agentes y son estos mismos los que siguen brindando protección a los grupos delincuenciales, lo más probable es que a cambio de un muy lucrativo abono para sus futuras pensiones.

Tercera. La violencia estalló en las calles durante el gobierno de Francisco Barrio, subió con Patricio Martínez, subió aún más con Reyes Baeza, disminuyó significativamente con Duarte Jáquez y se volvió a desbordar con Corral y ahora con Campos no han sido capaces de contenerla. ¿Será que uno tuvo suerte y los demás no? ¿O uno sí sabía lo que hacía y los demás no?

Cuarta. Chihuahua es uno de los 6 estados más violentos del país, luego no se puede generalizar como un problema a nivel nacional, por lo que nos obliga a considerar que las autoridades en Chihuahua están muy comprometidas con los grupos delincuenciales y los demás gobernantes no, por lo que nos surge la siguiente interrogante: se dice que el gobierno de Corral tenía grandes compromisos con el narcotráfico, ¿siguen infiltrados sus agentes en el actual gobierno?, si la respuesta es positiva, ¿por qué? ¿Por qué los actuales gobernantes siguen cobrando la protección o por qué son tan ineptos que ni cuenta se han dado?

Quinta. Finalmente para no hacer esto muy largo, ¿qué se necesita para que los funcionarios del actual gobierno se den cuenta de que no engañan a nadie?

La última pregunta es obligatoria ya que “no hay nadie más ciego que aquel que tiene ojos para ver y no quiere ver”, diría nuestro propio redentor. 

Pues el presbítero Héctor Martínez Vicario de la diócesis de la Tarahumara, reportó a los medios de comunicación, que Josué Noruel Portillo el tristemente célebre “Chueco” sigue siendo visto por toda la región, algunas de las veces hasta platicando amigablemente con las autoridades del lugar, asegurando que la gente tiene tanto miedo que no denuncia porque no saben a quién acudir con la información que no termine “echándolos de cabeza” con el multihomicida, luego no es raro que las autoridades puedan fingir y declarar que el chueco no acude a la región. 

Después de que la gente de aquella región viera que el “Chueco” gozaba de total impunidad en el gobierno de Javier Corral y que en la actual administración la sigue recibiendo, sabiendo que supuestamente una expedición de casi una brigada de la Secretaría de la Marina en la que se incluyeron búsquedas por helicóptero y dos expediciones más de parte de la SEDENA salieran con las manos vacías y que de igual forma evadiera “misteriosamente” varios operativos de la Fiscalía y de la Secretaría de Seguridad del Estado, mientras que Noruel seguía vendiendo cerveza y patrocinando equipos de béisbol en el mismísimo Cerocahui, es más que entendible que la gente del lugar se reserve su opinión y sus comentarios. 

Los que rayan en el cinismo no desaprovechan la oportunidad de hacer como que hacen, como lo hace la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, que asegura que otorgó medidas cautelares a los once elementos de la comunidad jesuita del pueblo, como si eso los protegiera mágicamente de morir de un balazo y la Fiscalía General del Estado que asegura que está brindando seguimiento a la protección del lugar de la mano de la Secretaría de Gobernación Federal. 

Son discursos huecos en los que se embriagan los gobernantes en su propia demagogia, para hacernos creer que hacen cuando en realidad los lugareños saben que no hacen nada. 

Nos queda entonces muy claro que si el “Chueco” no ha vuelto a matar a nadie es solo porque no ha querido, no porque se lo hayan impedido. Lo anterior quedará probado con el tiempo, que tiene su propia forma de delatar a los mentirosos. 

Martínez les recuerda humildemente desde su posición de vicario: “El estado existe para garantizar los derechos de los ciudadanos, para brindarles educación y seguridad”. Aunque a todos nos empieza a quedar muy claro que a estos gobernantes no les importa mucho lo que piensen los ciudadanos.

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