Cuentas claras, chocolate espeso…No cabe duda de que el gran perdedor de las elecciones realizadas el día de ayer en los Estados Unidos de Norteamérica fue Donald J. Trump, expresidente de la nación y que tiene tantos problemas judiciales.
Es perseguido fiscalmente por el estado de Nueva York, por interferencia con las elecciones en el estado de Georgia; con el poder judicial por mantener en su posesión secretos de estado una vez que saliera de la presidencia hace ya casi tres años y una investigación abierta por el congreso de los Estados Unidos que bien pudiera terminar, según todo lo hace indicar, en un cargo de sedición, insurrección y alta traición a la patria.
No tiene mucha defensa en contra de ellas, pues lenta pero seguramente va quedando demostrado en cada uno de los procesos su culpabilidad.
La única defensa que le queda es recuperar el poder, para descarrilar la máquina de la justicia en su contra y así lograr la impunidad que lo mantendría fuera de la cárcel hasta el último de sus días.
Con esta intención, se inmiscuyó en más de trescientas candidaturas de la GOP republicana, desde candidatos a representantes de la casa (diputados), senadores y hasta en las carreras de Gubernaturas de más de 24 estados.
Cuando la inercia de la prensa vendida aseguraba que los republicanos teñirían de rojo el mapa estadounidense (color de los republicanos), el propio Trump empezó a creerse su propia mentira y anunció su tercer candidatura a la presidencia de los Estados Unidos, anunció que no fue de todo bien recibida en todos los miembros del GOP, sobre todo en De Santis, quien tiene como objetivo llegar a la oficina oval de la Casa Blanca en las próximas elecciones.
Después de las elecciones de ayer, mismas que no se sabrán sus resultados finales hasta dentro de varios días, pues la carrera por la gubernatura de Georgia está tan cerrada que se fue a una segunda ronda a desarrollarse el 6 de diciembre, lo que quedó muy claro es que a Trump no le salió la jugada de ajedrez y está por costarle el jaque mate, ya no tendrá salida alguna su larga carrera delictiva.
Su gran problema fue que contra todos los pronósticos, si bien los republicanos están muy cerca de lograr la mayoría de las cámaras de representantes y de senadores, la mayoría es muy estrecha, casi inexistente, sobre todo en la de senadores.
Con lo que queda más que exhibida la noción de que el apoyo de Trump fue totalmente irrelevante e inefectivo. Sobre todo, porque muchos de los candidatos que él personalmente escogió, apoyó, patrocinó y endorsó en sus campañas, perdieron los puestos que buscaban.
Con lo que las aspiraciones que mantiene De Santis, que si ganó la candidatura del estado de la Florida, quedan más que fortalecidas, en sentido opuesto a las de Trump, pues quedó demostrado que no tiene los suficientes para ganar una tercera elección presidencial.
Los resultados de las elecciones demostraron que los Estados Unidos de Norteamérica están profundamente divididos, casi por la mitad, tanto los demócratas y los republicanos mantienen el apoyo de un aproximado 50% de la población.
Un profundo estudio realizado por reporteros del periódico Wall Street Journal nos enseña que los Republicanos están constituidos en su mayoría por gente cuya educación máxima fue la preparatoria o High School y son habitantes en su mayoría por ciudadanos residentes de áreas rurales, lo cual nos pinta un perfil psicológico muy cercano a quienes simpatizan con los republicanos y de donde salen los que aún respaldan al polémico Donald J Trump. En contraparte, según este diario estadounidense resulta que el perfil del demócrata promedio es el siguiente: son en su mayoría habitantes de las zonas urbanas del país y la licenciatura universitaria es el menor de los estudios académicos que ostentan, maestrías y doctorados abundan entre sus seguidores.
Una de las características más interesantes de esta elecciones es que reflejan las conductas de las pasadas, hay estados que ya tienen tendencias irrevocables y vuelven a ser estados como Arizona, Nevada, Colorado y Georgia, en donde podrían acrecentarse la superioridad republicana o bien alcanzar el empate o el rebase por parte de los demócratas. Se puede proyectar que en el senado los republicanos tienen 50 asientos asegurados y 49 los demócratas, por lo que en la segunda ronda entre el demócrata Raphael Warnock y el exfutbolista profesional Herschel Walker, si se impone Warnock, el senado quedaría empatado al 50% y el voto decisivo lo mantiene el vicepresidente quien en estos momentos y por un año y medio más es de origen demócrata.
Los estados que habiendo sido demócratas cambiaron a dirección republicana son Nueva York, Florida, Virginia, Tennessee, Wisconsin e Iowa, por otro lado los demócratas recuperaron Carolina del Norte, Michigan y Ohio y están con muchas probabilidades de en los conteos finales entrar en Colorado, Arizona, Nevada y conservar Georgia.
La atención del mundo está depositada en los resultados de estas elecciones, pues las actitudes de los gobiernos que resulten ganadores pueden influir en las políticas internacionales de su país con respecto a la ayuda a Ucrania y con respecto a las actitudes con los inmigrantes ilegales.
Así también en la guerra comercial contra China y sobre todo en la actitud que tendrían si China invade Taiwán. Para nadie es secreto que Rusia, Corea del Norte, Irán, Siria y varios países más esperaban que los republicanos ganaran de calle, pues de alguna forma hay acuerdos tácitos e inconfesables con ellos, como lo fue durante los cuatro años de Trump en la presidencia (no esconde los papeles de secretos de estado por capricho, se sabe ya, que en ellos se revelan las simpatías de Trump con los países mencionados).
Como posdata y como un caso muy interesante finalizo esta editorial con el resultado de varias encuestas que demuestran que el aborto y la eliminación de la ley que lo permitía, tuvo tanto peso como el de la inflación, en las decisiones de los vecinos del norte.