Raúl Ruiz.- Perdonen si soy insistente en mencionar constantemente a Alvin Toffler, cuando de los cambios de la humanidad se trata. Pero si no le damos lectura a su legado, andaremos dando palos de ciego.
En el cuarto libro de su voluminosa obra, titulado “LAS GUERRAS DEL FUTURO”, expresa una terrorífica frase que desde 1998 me taladra el coco: “En el futuro, las guerras no serán por el petróleo, sino por el agua”.
Luego, como asesor de Carlos Slim, a principios del milenio, le aconseja invertir en todo lo que se refiera al agua para acrecentar su fortuna, y entre esas inversiones, se encuentra la extracción del agua de nuestra región.
Resulta que Slim consiguió la concesión para habilitar los pozos de extracción del manto acuífero denominado CONEJOS MÉDANOS y ahora le debemos pagar algo así como el 5% de lo que se recaude por el vital líquido durante ochenta años más.
Pero ese no es el punto. Quiero llamar su atención, damas y caballeros, a desmenuzar un poco la reciente PRIMERA CUMBRE BINACIONAL DEL AGUA, celebrada en Ciudad Juárez el viernes 23 de septiembre. En el evento se establecieron algunos acuerdos para alcanzar la sustentabilidad hídrica transfronteriza y para conformar la Agenda Binacional del Agua 2024.
Entre los acuerdos alcanzados por los asistentes ante la escasez de agua que se vive en la actualidad, establecieron implementar acciones para proteger los recursos naturales, con obras de tecnificación de riego agrícola, el reúso del agua tratada, promover la sustentabilidad hídrica, la medición de las extracciones, entre otras.
Además de promover la participación de la sociedad civil y la implementación del programa Cultura del Agua, para una mayor inclusión participativa. Sin embargo, yo pienso que esta cumbre sirve solamente para que los machuchones que manejan el recurso vital, se vayan reconociendo entre sí para luego tomar severas decisiones en el futuro cercano.
Por aquellas fechas en que Alvin Toffler predecía las guerras del futuro, la mismísima ONU preveía que para 2050, una cuarta parte de la población mundial vivirá en países con una falta crónica de agua limpia y que la escasez del agua supondrá conflictos bélicos.
El agua está llamada a ser para la geopolítica del siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, por lo que se convertirá en motivo de grandes conflictos. La frase que escribe Toffler en su libro, se le adjudica también al ex vicepresidente del Banco Mundial, de aquel entonces, Ismail Serageldin.
Las predicciones de grandes guerras entre naciones por el agua no se han cumplido… todavía. Pero no faltan las batallas por este recurso esencial. Los amargos conflictos a nivel regional en algunos puntos del planeta ya cobran un precio muy alto en términos de vidas y el bienestar. Y podrían convertirse en algo más mortífero.
Recordemos el zipizape reciente entre los agricultores de por allá en la presa de La Boquilla, donde hicieron tronar al entonces aspirante a la gubernatura, Juan Carlos Loera De la Rosa.
En esta tesis de las “guerras por el agua”, el punto medular descansa, en la idea que sugiere, que la creciente escasez de este recurso generará conflictos violentos a medida que su disponibilidad se reduzca para ciertas comunidades.
Aquí no va a importar si la disminución de los suministros de agua serán producto del cambio climático, la destrucción de los bosques, la contaminación y el crecimiento de la población, o si los nogaleros se la carrancean, lo cierto es que aumentarán las tensiones. Así que los acuerdos tomados en la Primera Cumbre Binacional del Agua, no se los compro.
La gobernadora dijo: “afrontaremos dos grandes retos principales:
1) Las acciones que tomaremos para asegurar la preservación de nuestro vital líquido.
2) La organización, la estrategia y la implementación de planes que nos ayuden a llevarlo a cada rincón de nuestro estado para que a nadie le falte el agua en Chihuahua”.
Sin embargo, el resto del discurso es puro bla bla bla. Y si no abren los ojos desde ahorita los “estrategas” como Óscar Ibáñez, en lo político; y Sergio Nevárez en lo técnico, le dejarán la carnita lista a los gringos.
Pero antes de entrar en esos pleitos, lo llamo a pensar que el uso político del agua es fundamental para inducir o disuadir la intención del voto para 2024 y más para 2027. De mí se acuerdan.