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El sueño político de la sociedad

Dr. Arturo Castro.- La sociedad siempre ha soñado con buenos gobiernos, ha deseado vivir su vida en sociedad con la calma de los tiempos en tiempos de crisis, conoce lo que quiere y sabe lo que viene.

Soñar de estar en libertad, de caminar y conocer espacios nuevos que le den la arrogancia del conocimiento fuera de su vida cotidiana es un deseo supremo de siempre, se busca lo mejor de lo mejor.

La política a veces envicia ese deseo, tan intenso que se piensa para una vida mejor, se sueña pensando en la virtud de alcanzar ese imaginario de vivir una vida de paz, con el vecino cercano y el habitante desconocido que puede ofrecer ayuda o robar en despoblado.

El sueño político es tal como si fuera un deseo de cambiar lo que se tiene por una nueva vida, la vida de cada quien en sociedad, apoyando, creciendo y soportando los desmanes que se presentan por el solo hecho de vivirla.

La sociedad sueña que la política, como tal cual es, que representa lo relativo a la sociedad, verdaderamente la represente y sin engaños, robos o mentiras verdaderas, atienda sus necesidades y con ello, aquella vida comunitaria de conflicto se convierta en un espacio de convivencia de intereses creados y comunes.

La política es un ejercicio que no debe ser lejano a la sociedad, las personas que la ejercen son parte de ella y para ella deben dedicar sus intenciones, conviene porque se premia o se castiga sin mirar a cada quien.

Soñar es fácil, no es cuestionable cuando se quiere estar mejor, la política es una fábrica impresionante para buscar oportunidades nuevas, aquellas que se requieren, después de las palabras que dicen que estás muy bien.

Aquellas palabras del espacio político de una total dominación producto de un poder que habla y no tiene acciones, solo engaña a esa sociedad, son parte de una mitología que tiene deidades falsas como aquel unicornio, cíclope o prepararnos para administrar la riqueza de aquel discurso ceremonial del expresidente José López Portillo.

Cuando se descubrió el Pozo Cantarell, se dijo que éramos ricos, hoy también lo somos, según esto porque se reparte dinero en lugar de despensas a viejos, a jóvenes, a madres solteras y a quién sabe quién más.

El poder compra conciencias, siempre lo ha hecho, este tiempo es de sueños políticos que una sociedad tiene como inversión personal.

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