Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- La cara del presidente no reflejaba lo mismo que sus palabras. Conforme hablaba, diciendo que se juntaron 80 mil personas, máximo 100 mil, afirmaba con la cara que lo desmentía. Es imposible mentir sin que los pocos músculos de la cara te permitan que la expresión te respalde.
Al tiempo que mentía en los números, sus ojos arriba a la izquierda, como recordando las imágenes del día anterior, lo desmentían; su rostro ajado, cansado, pero terco en minimizar la marcha y el pleno del Zócalo. Luego dijo a sus moléculas: “ya verán el día 18 de marzo, ese día sí llenaremos el Zócalo, no como ayer”.
Luego dijo que los conservadores en México somos unos 25 millones; son muchos dijo, a sabiendas de que él ganó con más de 30 millones; dejaba implícita su superioridad sin falso orgullo. Enseguida hizo trizas a las personas elegidas por su comunicador social que le puso 24 caras a las que, obvio, se dedicó a denostar.
Una de las moléculas le dijo que tenía testimonios de trabajadores de alcaldías de la Ciudad de México llevados a la fuerza. El presidente solo sonrió.
¿Por qué 80 mil? Porque el presidente dijo: el día que se junten cien mil en mi contra en el Zócalo me voy al Rancho. Por eso contaron 5 por 1. Lo bueno es que ya la midió y sabe que hay que tener cuidado.