Ícono del sitio Juárez Hoy

El poder es para poder

Dr. Arturo Castro.- El poder es para poder mencionaba insistentemente el exgobernador de Chihuahua César Duarte; durante su gobierno tenía las mil y una simpatías, como político era agradable, sencillo, como persona disfrutaba de lujos excéntricos, tal vez inapropiados.

El vendedor de carros usados se convirtió en un Rey Midas, favoreció a propios y extraños, gobernó intensamente, el tiempo no existió ni los límites de las acciones tampoco.

El límite lo establecía el universo, quienes hablaron con él lo pueden atestiguar sin ningún recato, fue un político emergente que llegó a diputado local y luego a federal bajo las siglas de la Confederación Campesina.

La carrera política meteórica lo llevó a las delicias del poder, los políticos ochenteros y noventeros no lo conocieron como un activo militante del Partido Revolucionario Institucional, estudió en la UACJ, por lo que vivió en Ciudad Juárez.

Como político fue feliz, disfrutaba lo que hacía y según las lenguas de doble filo, la ganancia era lo que se llevaba al bolso izquierdo de su pantalón, hacía lo que quería, pagaba por ver y las finanzas estatales como resultado burocrático solo aumentó la deuda pública que hoy lamenta su sucesor.

El presidente de México no lo dice, pero hace lo que quiere, el poder es para poder y lo puede todos los días en su manejo de la palabra a través de las famosas mañaneras, Acerca de sus acciones se conoce poco, tal vez descansa de las desmañadas todo el día.

El poder es para poder y vaya que las puede siendo todo un Señor Presidente, de un país que aumenta su número de pobres y en el que semanalmente es noticia algún robo, huachicoleo o asesinato y nada pasa en la tierra de tan venerable evangélico.

Este señor López Obrador creció en lo único que había, el PRI, un partido hegemónico que las ganaba de todas todas, su pleito con este partido no se conoce y como fan de Cuauhtémoc Cárdenas  fundó un nuevo partido llamado Partido de la Revolución Democrática.

Un partido al que posteriormente traicionó fundando el propio al estilo Niño Verde, Esther Gordillo o los dueños de otros partidos conocidos por propios extraños. La política es un negocio que la sociedad repudia.

El poder es para poder, sin comas ni palabras extras, quien gobierna este gran país lo hace sin excepción todos los días, se dice demócrata pero es un gran dictador.

López Obrador es una copia del legado neoliberalista, se formó en este sistema y sueña con convertirse en aquel Benito Juárez que la historia creó como máximo héroe mexicano, quien gobernó catorce años. Las puede y las podrá los próximos tres años.

Aunque destapó a su sucesor, quien aceptó tal destape, se dice demócrata como si fuera un apóstol de tal autoridad popular. Puede con el todo y las partes también.

Salir de la versión móvil