Dr. Fernando A. Herrera M.- La tensión, nos dicen, ocurrió el viernes, en la reunión del gabinete de seguridad, en la que Omar García Harfuch se atrevió a discutir con el General Trevilla por diferendos en cuanto a quien manda en el área de seguridad, particularmente en inteligencia.
Omar quería esa oficina y el general Trevilla se la entregó, pero vacía. Se dice que la discusión subió de tono a grado de obligar a la presidente a mediar entre ellos.
En el ejército, Omar ha recibido buen trato, incluso protección y respeto, en honor a su abuelo García Barragán, ex secretario de la defensa en tiempos de Díaz Ordaz, pero eso no alcanza para enfrentar al general secretario Trevilla.
Omar tendrá que aprender, por la vía dolorosa, el precio de retar a alguien que ahora es lo que fue su abuelo. Al ejército no se le reta, ni se le enfrenta. Al ejército se le respeta y quien no lo entienda sufrirá las consecuencias.
Mi general Trevilla no solo es de la élite de generales de división, sino que ahora es el líder de todos ellos y del ejército completo.
¿Acaso le falta seso al distinguido secretario de Seguridad? ¿Acaso no aprendió con los desplantes que sufrió del expresidente? Con los militares nadie, nadie juega.
“El Bayo”
La Fiscalía Anticorrupción, a cargo de Abelardo “El Bayo” Valenzuela, anunció orden de aprehensión contra Pedro López Elías, uno de los implicados en el robo de 98 millones de pesos, que también involucra al ex tesorero Arturo Fuentes Vélez y, por supuesto, al sátrapa de Javier Corral, ahora flamante senador por Morena.
El anuncio de que exista una orden de aprehensión me recuerda una anécdota sobre caballos cuando se medía el tiempo, de otro bayo, en unos carriles en Rosales.
Arrancó aquel bayo y al pasar la meta imaginaria acordada, el tenedor del cronómetro le gritó a todo pulmón al dueño “el extraordinario tiempo” hecho por el dosañero.
Todo el público escuchó el tiempo que hizo el caballo, así que, los demás propietarios de caballos, sabrían a qué atenerse para las próximas justas.
O se es bruto –como ese personaje del reloj– o se trae compromisos. De otro modo, ¿cómo explicar el pitazo
¿Será que el marasmo se apoderó del Congreso que ahora pareciera mudo o la señora ha dejado ese hueco sin atender, por lo que este bayo corre libre?
Y aunque se sabe a qué atenerse con él, nadie hace nada, como si no supieran lo que corre. Bien medido que lo tienen y no hace falta gritar su tiempo, porque goza de fama pública.
La ausencia de mandos lo anima para anunciar lo que de suyo debe ser con extremo sigilo. Al igual que el profano que gritó el tiempo de aquel bayo en Rosales.
Despejada la duda, queda claro que en la Fiscalía Anticorrupción mantiene los vínculos con el ladrón Corral. Y con todo ello, el robo de los casi 100 millones de pesos quedará impune.
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