Rafael Espino.- En la pasada 88ª Convención Bancaria, la Asociación de Banqueros de México otorgó su aval a la reforma judicial recientemente aprobada, que tiene como característica principal la renovación mediante elección popular de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como de magistrados y jueces que integran todo tipo de tribunales inferiores y el Tribunal de Disciplina, que sustituirá al Consejo de la Judicatura Federal, con una particular exigencia a la presidenta de México: la creación de tribunales especializados en materia financiera. Mencionaron los dirigentes de los banqueros que: “Modernizar el sistema legal es clave para dar certeza, atraer inversiones y dinamizar la economía”.
Otro aspecto clave en el que coincidieron gobierno y banqueros es en el de promover y mejorar la inclusión financiera con la recomendación particular de incentivar la utilización de dinero digital y limitar el uso del efectivo. Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), el 73.5% de los mexicanos utiliza el efectivo para compras mayores a 500 pesos, lo que contrasta con nuestros socios comerciales, ya que en Estados Unidos y Canadá solo el 26% y 33% de las operaciones, respectivamente, se realizan en efectivo.
Son muchos y cada vez más importantes los inconvenientes del uso del dinero en efectivo, traducidos principalmente en la exclusión financiera de las personas que lo utilizan ya que los priva de los cada vez más sofisticados servicios digitales. Contrario a los pagos electrónicos que dejan un rastro digital detallado, el efectivo evita la acreditación financiera de lo gastado, dificulta mantener registros contables, limita la presupuestación, la automatización y favorece la falta de controles sobre el gasto. Complica la detección y acreditamiento de robos y fraudes, dado que, con su uso, es mucho más difícil rastrear el dinero y acreditar la existencia de lo perdido.
Pero en adición a lo detallado anteriormente, su uso extensivo afecta a la economía en general. La imposibilidad en la trazabilidad de las operaciones con efectivo facilita la evasión fiscal y el lavado de dinero.
En países como el nuestro, con debilidad estructural recaudatoria, el incentivar el uso de dinero digital facilita la supervisión del Estado en el cumplimiento de las obligaciones fiscales de los ciudadanos. La limitación en su uso coadyuvaría significativamente en mejorar la recaudación tributaria.
Debe nuestro gobierno, en colaboración con la banca mexicana, impulsar decididamente la cultura y promoción ante la población, del uso de tecnologías digitales. Transitar hacia métodos de pago sin contacto, que ofrecen numerosos beneficios sobre el uso del efectivo. Los pagos digitales son más seguros, ágiles y convenientes, además de ser más fáciles de rastrear y administrar. En la actualidad, las nuevas tecnologías como las tarjetas sin contacto, las billeteras digitales y las transferencias bancarias instantáneas están integrando un sistema bancario y entorno económico más ágil, seguro, confiable y eficiente.
Cada día la utilización del efectivo pierde fuerza por las razones anteriormente expuestas. No obstante, en la actualidad es muy grande el rezago que como país tenemos en la utilización de medios de pago digitales con respecto a otros países, específicamente a nuestros socios comerciales. Parte del problema lo causa la insuficiente infraestructura bancaria, sobre todo en el medio rural, así como los costos relacionados con el uso de servicios financieros formales, los que deberían ser compromiso para su instrumentación de una banca que tan solo en el pasado 2024, reportó colectivamente utilidades por su actividad en México de 288 mil 340 millones de pesos, según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).