Ningún gobierno puede estar seguro largo tiempo sin una formidale oposición. Benjamín Disraeli, político y escritor británico
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- De entrada, de entrada “have a nice trip” a la ciudad de Washington, D.C., le deseamos sinceramente a Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, esperando regrese contento al suelo patrio, del cual hace mucho tiempo debió haber salido, con toda la dignidad que representa la investidura presidencial mexicana.
Más vale tarde que nunca. Y ahora a otra cosa mariposa.
Al principio de este sexenio, casi nos hicimos adictos a las mañaneras del Viejo de Palacio; con los días nos fuimos rehabilitando y ahora casi ya no las vemos por salud mental, pues son muchas las dudas mañaneras que siembra día a día el hombre de Tabasco, a quien todos aquellos periodistas que reciban un buen chayote, previo moche del diez por ciento, a partir de esta fecha, ya podrán atacar o contradecir a la Antorcha de la Nación. ¿Y la oposición apá?
Según nosotros, en la lista de prioridades del jefe, no está para nada, aunque él así lo pregone cada mañana, el bienestar de los mexicanos. Tanto él como sus anodinos y abyectos “diputaos”, solo tienen como prioridad, la agenda política, o sea, las elecciones del próximo año, dejando, lamentablemente a su suerte, la salud de los habitantes de este país (sobre todo de los niños con cáncer) y la endeble economía nacional.
También apreciamos levemente, que al Primer Guardián de las elecciones, tampoco le importan tanto los secuestros de civiles, de militares o los atentados a los jefes policiales y lo que es peor, poco o casi nada le importa la seguridad de todos los ciudadanos de este sufrido país, independientemente de que hayan o no votado por él y eso… ¡sí calienta!
El hombre que por fin se decidió a viajar, debe pensar calmadamente que su popularidad, aunque todavía es muy alta, ya comenzó a descender, no debe darle la espalda a la sociedad mexicana, escudándose con su pueblo bueno y sabio; en el país hay muchas prioridades más importantes que el Tren Maya, el aeropuerto o la refinería de Dos Bocas. Allí está el empleo y el nuevo Tratado (T-MEC), por sus siglas en español. ¡Ojo!
Ojalá que los aires gringos del norte que va a respirar don Many, lo hagan razonar, recapacitar, analizar, para que la 4T no se vaya por el despeñadero y de pronto, se le convierta en una transformación de cuarta, como ya la empiezan a llamar sus adversarios neoporfiristas, neoliberales, conservadores, fifís y periodistas chayoteros, a quienes ya les dijo cómo pueden estar bien con él.
Que todo sea para el bienestar y progreso de México. Vale.