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Cuotas de género o mérito

Arturo Castro.- La política es un campo de acción en el que se ve de todo, produce amigos, conocidos, enemigos y muchas cosas más, empodera a las personas y a grupos sociales para manipular la realidad y las instituciones públicas, es todo un caso difícil de analizar pero que se puede comentar.

La historia refiere hechos que han ocurrido de la mano política de personajes que han llegado a convertirse en héroes y causales de la creación de monumentos, nomenclatura de calles y hasta ciudades, también los hay aquellos negados, calificados de incompetentes y traidores.

Ser una persona pública es opción de cada quien, las hay con vocación, mística, dedicación, ideología, etc. Como no existen requisitos para entrar en este campo, también existen aquellos oportunistas, haraganes, incapaces y enfermos de poder que con soberbia y altanería manejan selectivamente la toma de decisiones.

El espacio político es muy amplio y lo ocupan hombres, mujeres y transexuales, no importa la educación ni la dedicación en algún campo del conocimiento o mercantil, realmente quienes participan tienen un interés que va de lo justo a lo injusto, de la verdad a la mentira, de la lealtad al desconocimiento, con interés de servir y a veces servirse.

En cuestión de género el hombre ha estado en el poder, como una cultura histórica que no se puede ni se debe juzgar, hablo de la China milenaria, de Grecia, Egipto y la Nación Azteca, entre otros; los hombres han sido emperadores, reyes, apóstoles, sacerdotes, soldados, todo aquello que tenga representación social o territorio dirigido.

La función de ser cabeza no era opción para el hombre, la costumbre y las normas así lo indicaban, un claro ejemplo es Malintzin que tras la muerte de su padre, líder comunal, para no darle el poder como estaba escrito, fue regalada a indios de otra comunidad y éstos igual a Hernán Cortez. Entonces su hermano menor asumió el liderazgo del pueblo.

Equidad y género son dos cosas diferentes, la equidad iguala derechos a todas las personas y el género permite las construcciones sociales de lo femenino y lo masculino, desde las diferencias corporales referentes al sexo. El género ofrece representaciones a partir de la diferencia hombre-mujer que se transforman en normas a seguir.

La equidad de género como concepto permite acceder al uso, control, beneficio y a decidir sobre asuntos públicos en el entorno de vida, realmente permite una acción afirmativa que legitima la vida social en este momento de la historia.

En aquel lejano 3 de julio de 1955, la mujer acudió a votar por primera vez para elegir diputados federales en México, fue el resultado de una lucha en la que fueron reconocidos sus derechos ciudadanos en esta materia, la de votar y ser votada, la lucha siguió lenta pero firme, hasta llegar al reconocimiento actual de igualdad en ocupar candidaturas y si gana cargos de elección popular.

El espacio de la mujer estaba reservado a la participación política dentro de los partidos, como líderes territoriales y como votantes cautivas, los puestos de representación eran confiados a los hombres como una cultura de dominación y de interpretación sobre derechos ciudadanos.

La cuota de género entonces aparece como una oportunidad de promover la igualdad política en todos los aspectos, la capacidad se muestra en acciones legislativas y de políticas públicas por todo el país desde la elección de Griselda Álvarez como Gobernadora de Colima en 1979.

Ocho años después Beatriz Paredes en Tlaxcala hizo lo mismo, hoy los casos de participación femenina son innumerables, es hora de hacer a un lado la palabra cuota y referir la de mérito para establecer una real igualdad entre hombres y mujeres. No se debe repartir el pastel a partes iguales, si no se tiene derecho a ello.

Se debe llegar a candidaturas con las bases necesarias porque las cifras dominación se están volteando, véase el anuncio de la Cámara de Senadores que menciona que la mesa directiva está compuesta por mujeres. Se presume como trofeo y no como garantía de capacidad y mérito.

Indudablemente es el tiempo que permite que la historia continúe escribiéndose, los espacios políticos se distribuyen en base a intereses y grupos de poder, la ley se dicta para asegurar la igualdad de oportunidades por lo que no se debe ver como un beneficio por razones de sexo, sino la equidad para buscar y llegar al poder.

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