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Corral, el émulo perfecto

Senador Cruz Pérez Cuéllar.- Mucho se admira el gobernador Javier Corral de su antecesor César Duarte, por la vida palaciega que se dio en los seis años que estuvo al frente del Ejecutivo, cosa que no le discuto, pero si nos detenemos un poco, tan solo un momento para comparar a uno y otro, en los casi cuatro años que tiene ostentando el cargo, Corral no canta mal las rancheras, también se ha dado su buena vida cual reyezuelo no acostumbrado al trabajo duro ni blando.

En la manera en que acaparó el control de las instituciones en el estado, violentando la autonomía de las mismas sobretodo del Legislativo y el Poder Judicial, este gobierno no se diferencia mucho del manejo que hizo el anterior, inclusive puedo decir sin temor a equivocarme que el actual supera por mucho al pasado, o ¿quién lo duda? si mira el desaseado proceso de selección de jueces y magistrados operado por Lucha Castro, donde quisieron imponer a su propia plantilla de oficiosos, pero se descubrió el juego que a la postre le costó la cabeza de la operadora número uno del gobernador en el Tribunal Superior de Justicia del Estado.

En el Congreso del Estado no hay tanta diferencia entre uno y otro mandatario, ambos se metieron de cuerpo completo para controlar cuanta reforma y proceso legislativo conveniente a sus intereses, quitando y poniendo a su antojo; ¿o quién no recuerda la eliminación de la Secretaría de Asuntos Interinstitucionales a cargo de Omar Holguín, expresidente del Consejo Estatal de Morena, so pretexto de la austeridad a la que el mismo gobernador nunca se sujetó?

Sin embargo, pese a toda la intromisión en el Legislativo, a Javier Corral no le alcanzó la capacidad de sus operadores para lograr todos sus objetivos, el más pretendido, que es la Reforma Electoral, recientemente le dejó un fuerte descalabro.

Cada uno tiene un modus operandi distinto, está claro, pero en ambos se distingue el engolosinamiento del poder. También existen las grandes diferencias, pero esas podrían ser materia de otra entrega, en esta quiero abundar en la vida de rey que también se está dando el gobernador, pero en detrimento del pueblo chihuahuense.

En tres años y medio Javier Corral superó los 700 vuelos privados, casi los mismos que hiciera César Duarte en el mismo periodo, un poco menos. El mandatario actual rehúye al “tedio” que le pueden producir las carreteras, a la jaqueca de los contratiempos de traslado por tierra o a la espera en el aeropuerto, al riesgo que tenemos todos los ciudadanos cuando transitamos de uno a otro municipio en vehículo.

Prefiere la comodidad del helicóptero de lujo Bell 429, la rapidez y regalo del jet Cessna Citation CJ3, la seguridad del King Air, que son propiedad del gobierno estatal; o en su defecto, las comodidades de jeque árabe que le pueden proporcionar las aeronaves prestadas de sus amigos empresarios, que por cierto son proveedores del gobierno del estado.  Está bien que lo disfrute, pero todo eso le cuesta millones a los chihuahuenses, y además había prometido que toda esa flotilla la iba a vender y que se trasladaría en aviones comerciales, cosa que no hizo.

Hace dos semanas presentamos una denuncia en la Auditoría Superior del Estado para que se investigara el tráfico de influencias y uso indebido de recursos públicos por parte del gobernador, quien acudió a un evento partidista en Guanajuato, en una aeronave supuestamente prestada, pero que implica otras situaciones legales porque quien se la prestó es proveedor del gobierno estatal y a la vez es funcionario de la misma esfera de gobierno.

Este es solo un señalamiento de muchísimos que hay al respecto, por la veleidad del mandatario de querer usar la flotilla de aeronaves para cualquier tipo de evento, para no batallar, hasta llegar al extremo de viajar a Meoqui, que se ubica a unos 75 kilómetros de la capital, o a Cuauhtémoc o Camargo que tampoco le quedan lejos.

El 21 de enero de 2017 se publicó en el Periódico Oficial del Estado el decreto de austeridad, en el que Corral garantizaba que viajaría solo en vuelos comerciales. Pero no cumplió, ahora es reconocido como uno de los gobernadores “más cómodos” en la historia de Chihuahua, a la par de César Duarte y por encima de José Reyes Baeza, los gobernadores que más horas de vuelo han acumulado en su gestión.

¿Alguien tenía duda que cumpliría su promesa de no gastar el dinero de los chihuahuenses en cosas fútiles? A los tres meses de iniciada su gestión debió comprobarse que nunca tuvo esa intención, pues voló a Mazatlán en el King Air 350, propiedad del estado, para pasar sus vacaciones de fin de año, y así fue como inauguró una gestión basada en el despilfarro y la trivialidad.

Frente a las calumnias, a las baladronadas de Javier Corral, no dejaremos de señalar los actos de corrupción que adornan su gestión, él está acostumbrado a ladrar y que los otros callen, no lo vamos permitir, así se la ha pasado todo su gobierno y durante toda su vida de tribuno regio, y no se podía esperar algo distinto ahora que termina su mandato como gobernador.

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