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Conocimiento y pragmatismo político

Dr. Arturo Castro.- El país está con todo en el ámbito político, tiene en campañas políticas a una serie de aspirantes a la Presidencia de México disfrazada de coordinación de algo, toda una burla a la ley y al Instituto Nacional Electoral.

Un INE antes atacado y hoy felicitado por la Presidencia de este país, contempla el “corcholatour” oficialista y a quienes desde la oposición suspiran por juntar las firmas ciudadanas solicitadas para pasar a la siguiente ronda.

Quienes aspiran tienen las tablas suficientes para dirigir ese algo que inventaron para violar la ley y posteriormente ser candidatos oficiales para la jornada electoral de 2024.

La experiencia política se muestra en sus guiones de vida, parten de la educación al desempeño en la función pública y legislativa; los campos de estudio son muy diferentes, pero todos ellos complementarios para si son nominados pato o pata, deben hacer graznidos y caminar como tal.

El presidente de México es politólogo, Marcelo Ebard experto en relaciones internacionales, Claudia Sheinbaum es doctora en ingeniería ambiental, Adán López es abogado igual que Ricardo Monreal y Manuel Velazco, Gerardo Fernández Noroña es sociólogo.

La educación parece que no importa en el perfil sucesorio de esta administración federal porque emerge el pragmatismo que ha dejado la pasión político partidista, que va de reuniones a liderazgos frescos que la sociedad debiera entender y comprender.

Un dicho mexicano dice que la práctica hace al maestro, toda una gran verdad que muestran los precandidatos disfrazados de aspirantes, cuya capacidad nadie la pone en duda, solo el ruido es por si serán independientes o dependientes del actual presidente.

Un presidente cuya imagen es casi teológica, la buscó y la encontró en la locura de gobernar, fue un fuerte opositor al gobierno anteriormente y hoy, como tal, fustiga a quienes no están sincronizados con él, todo un caso de plagio dictatorial que envidiaría el propio Augusto Pinochet.

El conocimiento y el pragmatismo político parecen no importar, la sociedad evade el análisis y solo aplaude por aplaudir en esta jornada nacional en donde emergerá un nuevo mesías sin ideas, ni propuestas, pero sí reconociendo que se entiende lo que no se dijo.

El tiempo electoral ha llegado una vez más, se busca la simpatía y el reto de ser aceptado por la sociedad en general, se ve y se siente cada vez más presente esa próxima jornada electoral que parece diferente, pero será igual a la anterior.

Morena ha ejercido a través de su líder y dueño para repetir en el poder, ha sido una campaña larga durante todo el sexenio, existen simpatías y antipatías generadas para enfrentar a una población inocente que se cree todo lo que oye porque no lo ve.

México tendrá un nuevo tiempo político, el anhelo es que tenga un sentido bondadoso sin tormentos, sin tristezas y con alegría que conlleven a la felicidad decretada a inicios del sexenio que está por terminar.

El jefe del Poder Ejecutivo ha amenazado con no meterse en la contienda, cuando la ha dirigido por cinco años, sus simpatizantes y fanáticos le creen, él mismo se enoja y se burla de su propia situación, desea pasar a la historia y pasará. ¿Cómo? Se sabrá después.

El reto es enorme para quien obtenga el triunfo electoral. No será fácil dirigir un país invadido por la violencia, por la corrupción y por las dádivas sociales constitucionales implementadas.

Al diablo con las instituciones alegó el presidente López Obrador en aquel año aciago de su pretensión presidencial, cosa que cumplió ahora en el poder.

El conocimiento político ha sido rebasado por el pragmatismo, todos creen que pueden y cuentan con las cartas credenciales suficientes, la experiencia política es más apoyo que lo recibido en un salón de clase al que con desgano pudieron asistir.

No tengo el poder presidencial para nombrar o etiquetar a quienes aspiran y suspiran por esa silla de Palacio Nacional, pero creo que el mejor es Marcelo Ebrard, que la seleccionada será Claudia, que la oposición definirá en Xóchitl la mejor opción porque garantiza empatía oficialista.

Creo, sin parecer pitoniso, que los demás integrantes de este grupo de aspiracionistas tendrán la debida recompensa legislativa o gubernamental al pecado cometido de ser o parecer paleros.

Antes se sabía que el PRI ganaría cualquier elección, hoy se sabe que Morena lo logrará sin importar el nombre en la boleta electoral. Le agradezco a Don Teófilo Borunda Ortiz, el tempranillo político que me enseñó que la política fue, es y será siempre igual.

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