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Cómo te quiero, introspección política

Dr. Arturo Castro.- La actividad política es increíble cuando se aprende, se conoce y se disfruta lo que no se tiene en la vida común, se llega sin camino y sin destino observando a cada instante lo que no se ve, inicia y termina conjugando el amor con el odio y el desprecio.

Decir lo que se siente en política es un grave error. El silencio es la principal virtud para encumbrar las aspiraciones de Nadie, hablar y escuchar sin opinar es lo cotidiano, lo que se quiere y se denosta habita la mente en todo instante.

El político es miembro de la sociedad, lo público es la tarea diaria y la dedicación a lo imprescindible que resulta infinito en las necesidades de la población, es una acción incomprendida que ni lo entendible ofrece claridad en las ideas y mucho menos en sus acciones que terminan en la nada.

El político es Nadie porque ese nombre no tiene dueño, aparece y desaparece en su historia personal, vive y duerme además una vida que a pocos interesa, está entre la confianza y el engaño dejando el recuerdo perenne de haber cumplido sin recibir, al final de cuentas, nada a cambio que no sea el rechazo de sus sucesores.

Se espera en la vida política un sinfín de compensaciones que superen el suspenso y las sonrisas turbadas de alegría sin llanto que dan lugar a la tristeza, viviendo la vida misma que todos viven sin complicación.

El político abraza lo admirable, analiza situaciones con datos o sin ellos, respira el aire que respiran todos, incluso los de al lado que se dicen diferentes y que los sueños y locuras de igual forma salen de la mente sin pensar en ese qué dirán.

Amar lo público es portar aquella corona con espinas usada por el hombre que transformó al mundo a través de la palabra con base en la solidaridad y el perdón, es el camino que parece ser de seda, pero tiene púas que lo enfrentan a verdades desconocidas en base al interés de cada quien.

El político practica un arte que no busca como fin el daño, pero prende el celo de los otros Nadie en el deseo de asumir poder, elevando el pecado de la envidia que sin competir se grita sin cesar.

El político, sin embargo, tiene un primer rival en casa que es la familia y el amor que se construye forjando el carácter en la lejanía, sin acceder a la terrible vanidad de la vida palaciega de aquel momento temporal en la opinión pública.

Este texto, como todos, se dedica a Nadie en lo particular, a ese político que vive lo público sin descuidar lo personal, que al final de cuentas es lo que vale en este juego que muchos juegan con razón y sinrazón.

La voz social habla cuando el político emerge y con ello una familia que espera un regreso sin escuchar casualidades, es la variedad de vidas que se ejercen aprendiendo a vivirse sin igual. Es el caso personal que refleja el de todos los que comparten esos mundos diferentes, tan pasionales en lo que se da y se recibe.

Nadie entonces es mi nombre en esta vida pública que comparto en familia con mi esposa como mi piel, que piensa en mí cuando estoy pensando en ayudar a otros Nadie que a veces sólo esperan el consejo en la ilusión de mejorar o alcanzar una situación.

La vocación es una opción para dedicar tiempo de apoyar a los demás, por extraños que parezcan, la vida del que escribe tiene un amanecer con alguien que igual conoce el delirio de servir, de disfrutar trabajar respetando ideologías a pesar de lo incomprendidas que son.

IN23 jamás te dejaré de amar, como nunca lo haré frente a una sociedad que ofrece lo mejor, las buenas acciones públicas suelen perdurar compensando así la rabia de quienes quieren hacer lo mismo y no pueden por limitaciones ajenas que la vida les coloca.

La política enamora al igual que lo hace la familia en la vida personal, sin dejar lugar a la duda de ser de aquí o de más allá, mi compañera me acompaña en la luz y en la sombra de este mundo en el que se cantan frustraciones y desprecios de amigos y enemigos, sin importar haber tenido un gran poder.

Cómo te quiero, parece una canción que es más bien una introspección política hacia la vida personal, se ofrece la idea de escribirla y cantarla como testimonio del valor que merece la familia y que cubre con tranquilidad lo borrascoso que a veces la sociedad ofrece sin igual.

Inolvidable tratar de entender lo público y su conjugación con lo privado, para lo cual sólo permea un pensamiento: Amar la política, amar la vida y amar el verano permanente de la vida por siempre y para siempre con IN23, mi gran compañera, una gran mujer.

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