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Chispitas del Capitán Centinela

Raúl Ruiz.- ¡Furfuñolas! Venga para acá. Tráigame las botas con punta de acero y mi chamarra de faena. Nos vamos a supervisar la torre y a justificar el retraso.

Ah, y dígale al sub Really-Vasconia que le toca maquillar los datos, porque hoy anunciamos que se han reducido los homicidios en un 50%, aunque les suene increíble.

Ordenó el Capitán Centinela a su ujier particular.

La mañana de otoño era fresca, pero ya en el piso 13, el viento azotaba con fuerza y la sensación era de 0°C.

Los periodistas fotografiaban el interior del cascarón de concreto y hierro, forrado de sherrock, los ventanales sin vidrios aún, dejaban correr el viento helado en aquella rueda de prensa en las alturas de la torre inconclusa donde el Capitán Centinela justificaba, una vez más, el retraso de la obra, pero sobre todo la desconexión evidente con el plan de seguridad.

Porque hoy toca anunciar que los homicidios han bajado un 50%, aunque los muertos no se han enterado.

La rueda de prensa se celebra entre ventanales sin vidrio y cascarones forrados de sherrock —ese material que, como el discurso oficial, parece resistente pero no soporta el peso de la realidad—.

Los periodistas, congelados por el viento y por la narrativa, registran con sus cámaras y celulares el interior del monumento a la desconexión: una torre inconclusa que se eleva como metáfora del plan de seguridad.

El Capitán, con voz de trueno y mirada de PowerPoint, anuncia que el retraso ya tiene penalización. La empresa constructora, al parecer, será castigada con una multa que se pagará en aplausos.

Y el presupuesto —ese unicornio de 4,200 millones de pesos— permanece intacto, como si la inflación, los sobrecostos y la lógica fueran enemigos del progreso.

Para principios del 2026, se promete la culminación total del proyecto. Pero en Juárez, donde las promesas se construyen con sherrock y se sostienen con titulares, la incredulidad ya tiene forma de columna.

Y esta, como la torre, se eleva entre el concreto del cinismo y el hierro del sarcasmo.

Al final de la conferencia informativa, el Capitán Centinela y el regidor ‘Jimenotas’, conocido así por su descomunal estatura, acompañados por los dirigentes del PAN, —por cierto, metidos en la nómina de la SSPE—, acudieron en procesión a entregarle invitación oficial por escrito, al alcalde, para que hiciera una visita y recorrido a la obra.

“Si quisiera visitar ruinas, iría a Paquimé. Cuando la terminen, ya veremos… Si la terminan”, les respondió.

Finalmente, por si estaban con el pendiente, el Capitán Centinela se bajó del caballo rumbo a la elección del 27.

“Por lo pronto la seguridad de los chihuahuenses es mi prioridad, la intención de ir por la alcaldía de CJTOWN”, le comentó a este columnista en corto.

La mañana se fue yendo con el viento helado y los mercaderes del Centro Histórico continuaron llamando al cliente con su pregón, mientras el Capitán Centinela se cambiaba de calzado y camisola con la mirada fija en el horizonte.

¿Será que un día podré poner en marcha este coloso de la justicia? Se preguntaba.

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